SUCULENTA RECOMPENSA
Hace cerca de tres años, Annette Sorensen, una actriz danesa que se encontraba en Nueva York con su pequeña hija Liv, de 14 meses, visitando al padre de ésta, Exavier Wardlaw, fue protagonista de una verdadera pesadilla (véase EL PAÍS del 16 de mayo de 1997). Cuando ambos almorzaban en un restaurante de Manhattan decidieron dejar el cochecito en el que dormía la pequeña afuera, junto a una ventana desde la cual la tenían permanentemente bajo su vigilancia. Esta conducta, inusual en un país donde el robo de niños es drama de cada día, determinó que alguien diera aviso a la policía, que no tardó en hacerse presente en el lugar acompañada de una asistenta social. Ésta se incautó de la niña mientras Annette era conducida a la estación de policía bajo la acusación de "arriesgar la seguridad de la pequeña". De nada valieron las razones de la madre, de que eso era habitual en Copenhague. El caso despertó mucho revuelo, la CNN se ocupó del asunto e incluso el abogado de Annette trajo a colación unas declaraciones de Hillary Clinton que, de visita en Copenhague, había quedado gratamente sorprendida de que las madres pudieran dejar tranquilamente a sus bebés afuera mientras almorzaban en un restaurante. La pareja demandó a las autoridades por el daño psicológico y moral ocasionado por el comportamiento de la policía, y éste es el momento en que un juez ha fallado a favor de Annette y Exavier Wardlaw. Una indemnización de 166 millones de coronas (unos 3.700 millones de pesetas) les compensará del mal rato sufrido tres años atrás.-
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