Arzalluz será el candidato a la presidencia del PNV porque "no procede cambiar de referente" El dirigente nacionalista acepta, contra su voluntad, someterse a la reelección en enero

El presidente del PNV, Xabier Arzalluz, admitió ayer que la decisión de presentar su candidatura a la reelección viene impuesta por su partido, al entender que "no es el momento para cambiar de referente", en alusión a la situación política que se vive en el País Vasco y al reciente nombramiento de Juan José Ibarretxe como lehendakari del Gobierno vasco. Arzalluz, que será probablemente el único aspirante a presidir el EBB, la ejecutiva nacional del PNV, prolongará en enero su mandato otros cuatro años más. A su juicio, "no es una cuestión de encontrar sustitutos".

Xabier Arzalluz aclaró, en el día del 104 aniversario de la fundación del PNV, los motivos que le han obligado a presentarse, por séptima vez, a la reelección como presidente del Euskadi Buru Batzar (EBB), el órgano de dirección de la formación nacionalista. Desmintió que esta decisión escondiera un vació en el relevo y negó la existencia de otras razones ocultas. Simplemente, Arzalluz ha aceptado continuar al frente del PNV al ser víctima de una imposición razonada. "Me han puesto la cuerda al cuello", manifestó con un aire donoso ayer en Mutriku. Arzalluz explicó que sus planes eran otros y que estaba persuadido de abandonar, porque "he estado [en la presidencia del PNV] muchos años y es hora de que venga algún otro cuando las cosas van bien ahora". Sin embargo, los órganos regionales de este partido le han convencido, "contra su voluntad inicial", para que siga otros cuatro años más. "El argumento que me han puesto encima de la mesa, sin considerar los míos", indicó, "es que no es el momento adecuado para cambiar de punto de referencia". Arzalluz reconoció que Juan José Ibarretxe "tampoco quería" asumir el cargo de lehendakari y "pudo acogerse a los estatutos del partido para no aceptar ese puesto". Pero finalmente accedió "forzado" por "la voluntad mía y del partido". El líder peneuvista añadió que "cuando me llega a mí, no procede encasquillarse en los estatutos para impedir que me obliguen porque eso es muy duro". Contra lo que algunas voces críticas han defendido, como el socialista Nicolás Redondo Terreros, a saber la inexistencia de un sustituto para este cargo, Arzalluz sostuvo que "no es que hayan encontrado en mí virtudes especiales que no existen en otros; es simplemente que en esta coyuntura no es bueno cambiar". El saco de los golpes Arzalluz, que ha cumplido 67 años, se reunió esta semana con los presidentes de la direcciones regionales del PNV, quienes le expusieron los inconvenientes que produciría un traspaso de poderes el 29 de enero del año 2000. El dirigente nacionalista expuso, ayer en Mutriku, los dos motivos que le han hecho cambiar de opinión: "Primero, porque hemos cambiado de lehendakari en el Gobierno vasco hace muy poco tiempo, que es una operación muy fuerte". Por eso, según Arzalluz, es mejor esperar y no cambiar por ahora al presidente del PNV hasta que "se consolide su liderazgo (por Ibarretxe) y funcione cohesionado con el partido". La segunda causa hace referencia al actual momento político vasco y "al proceso de paz" en curso. Arzalluz señaló que "desde Madrid me han erigido en un referente de la situación que vivimos y he sido para ellos el saco de los golpes". Teniendo esto en cuenta, "tampoco considero oportuno hacer el cambio ahora". Aunque todo apunta a que Arzalluz estirará cuatro años más su mandato en la ejecutiva nacional del PNV, la renovación de algunos de sus miembros está asegurada, pues esta misma semana uno de los principales ideólogos del partido, Juan María Ollora, anunció que abandonará el EBB para pasar a la empresa privada. Tampoco continuará Ricardo Ansotegi, que ha actuado como secretario de la ejecutiva, debido a que recientemente fue nombrado diputado de Acción Social en la Diputación de Vizcaya, cargo que es incompatible con el desempeño de otras funciones dentro del PNV. Además de estos dos, también se presumen otros cambios motivados por la edad de sus miembros.