El enigma del 'van gogh' desaparecido
El 'Retrato del doctor Gachet', perdido tras morir su último propietario, que prometió llevárselo a la tumba
Tal día como hoy, en 1890, Vincent van Gogh se suicidó de un tiro en la barriga, a los 37 años. Ahora, la que puede ser su obra maestra y, en cualquier caso, la más cara jamás adquirida en subasta parece haber desaparecido de la faz de la Tierra. "Es cierto, no sabemos dónde está el Retrato del doctor Gachet", declaró ayer un portavoz del Metropolitan Museum of Art de Nueva York, confirmando la noticia publicada por el diario The Philadelphia Inquirer. "Por eso, no hemos podido exhibirlo en nuestra actual exposición sobre Van Gogh y otros impresionistas, aunque hayamos incluido en el catálogo una reproducción con la leyenda paradero actual, desconocido". Pues sí, el cuadro ha desaparecido. Los investigadores del Metropolitan lo buscaron durante meses para incluirlo en la muestra que, desde el 25 de mayo hasta el 15 de agosto, exhiben en el templo del arte neoyorquino. Esa muestra está consagrada a la extraordinaria colección de pintura impresionista amasada por Paul Ferdinand Gachet (1828-1909), el doctor que asistió a Van Gogh en los meses anteriores al suicidio del artista holandés, que le inmortalizó en varios retratos, el más célebre es el buscado ahora.Como manda la tradición detectivesca, los investigadores comenzaron sus pesquisas por el último rastro dejado por el Retrato del doctor Gachet. Se remonta éste a 1990, cuando el supermillonario japonés Ryoei Saito pagó 82,5 millones de dólares por el lienzo (más de 13.000 millones de pesetas) en una subasta. Saito, presidente, entre otras, de la papelera Daishowa, declararía luego haber guardado el cuadro en uno de sus almacenes, tras haberlo mirado una sola vez. Eso sí, el retrato estaba conservado en una caja de madera y el almacén, en Tokio o sus cercanías, disponía de aire acondicionado y estrictas medidas contra incendios.
Poco después, al verse obligado a pagar al Estado japonés 24 millones de dólares (casi 4.000 millones de pesetas) en impuestos por la adquisición del cuadro, Saito dijo a sus amigos que el van gogh y un renoir, comprados en la misma subasta, serían incinerados junto a él. Su deseo, explicó, era liberar a sus herederos de la obligación de tener que pagar al fisco una fortuna.
¿Fue una broma formulada con intención provocadora? Así se creyó en su momento, pero lo cierto es que nadie ha vuelto a ver el cuadro desde que Saito falleciera en 1996, a los 76 años. Desde entonces, el mundo del arte tiembla ante la idea de que el japonés se llevara en su ataúd el cuadro. Como si fuera un faraón egipcio, sólo que Saito fue incinerado.
"El cuadro pertenecía al señor Saito, y no a la empresa, así que no estamos seguros de dónde está", declaró al Philadelphia Inquirer Iwao Sakamoto, portavoz de Daishowa. Pero Sakamoto abrió una rendija a la esperanza: "Hemos escuchado que nuestro ex presidente vendió el cuadro antes de fallecer. Creemos que no tiene bases sólidas el rumor de que fue quemado".
Los investigadores del Metropolitan llegaron a la misma conclusión, según informó ayer el portavoz del museo. "Según lo que hemos podido averiguar, el Retrato del doctor Gachet no parece haber sido destruido", dijo. "Está en alguna parte, en cualquier lugar, en la colección privada de un rico desconocido. El quién y el dónde son las piezas del rompecabezas que no hemos podido encontrar".
Aunque menos popular que sus cuadros de girasoles, el Retrato del doctor Gachet es, según muchos especialistas, la mejor obra de Van Gogh y el último retrato completado antes de su suicidio.
El cuadro, según ha reconstruido Cynthia Saltzman, autora del libro Retrato del doctor Gachet, la historia de una obra maestra, fue heredado por el hermano del pintor, quien posteriormente lo legó a Johanna, su viuda. Tras pasar por las manos de un marchante, una coleccionista danesa, otro alemán al que se lo confiscaron los nazis como una muestra de "arte degenerado" y ser vendido a un alemán instalado en Holanda, acabó perteneciendo al filántropo judío Siegfried Kramarsky, quien, huyendo de la invasión nazi, se instaló en 1939 en Nueva York. En 1990, el Retrato del doctor Gachet se convirtió en la pintura más cara jamás adquirida en pública subasta. Se atribuyó entonces a la inflación del mercado del arte debida a los extraordinarios beneficios realizados por los movimientos en Bolsa, la especulación con las divisas y las compraventas de empresas. Ahora, dice Saltzman, la obra de Van Gogh prosigue "su paralelismo con la pieza arqueológica de ficción del filme En busca del arca perdida". ¿Quién será el Indiana Jones que dé con ella?
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