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EL PERFIL

ANTONIO SANZ El político precoz

Tereixa Constenla

H ay dos cosas, nada reñidas entre sí, que desatan las pasiones del nuevo secretario regional del Partido Popular en Andalucía: la política y la comida. Dado que no tiene que sacrificar la una por la otra, Antonio Sanz Cabello (Jerez de la Frontera, 1968) acostumbra a conjugarlas con asiduidad. Y, a la vista de que sus intentos por rebajar talla se han saldado con orondos fracasos, ha optado por seguir fiel a los tocinos de cielo, a las galletas de chocolate y los huevos fritos que, incluso bien utilizados, le han mitigado el estrés en épocas de frenesí parlamentario. Hay otras cosas que han atrapado a Sanz en el pasado y que le siguen cautivando hoy, como ese universo abstracto de los conciliábulos que organizan los radioaficionados. La emisora reclama su tiempo, y el político gaditano tiene cada vez menos para dedicarlo a menesteres distintos a la política por la que mostró una afición precoz. En sólo 15 años -literalmente, la mitad de su vida- ha pasado de militar en Jerez en Nuevas Generaciones, la organización juvenil del Partido Popular, a ocupar la secretaría regional de la organización en Andalucía. Una carrera trepidante e inusual que, pese a lo que podría invitar a pensar por la rapidez del ascenso, no se ha forjado a golpe de codazo batiente o pisotón firme. Dicho con claridad, Antonio Sanz no es un trepa, ni siquiera practica la conspiración permanente tan querida por muchos políticos. Incluso cuando los dirigentes de su partido le han situado a modo de cuña en el grupo parlamentario, sorprendió su capacidad para conciliar los deseos de sus mentores con la lealtad hacia el equipo en el que le habían integrado. Su vertiginosa escalada -llegó al Parlamento andaluz con 26 años y a la secretaría regional de organización del Partido Popular con uno menos- puede explicarse por una conjunción providencial entre la materia prima y las condiciones naturales. Se juntaron la laboriosidad y la entrega de Sanz con las bendiciones de Javier Arenas, a la sazón presidente regional del PP, y Teófila Martínez, los dos artífices del paulatino ascenso del político. Y no es desdeñable mencionar su capacidad para nadar en aguas turbulentas sin ahogarse. Su buena estrella quedó patente al ser aupado hasta la secretaría general del grupo parlamentario del PP en la cámara regional, cuando hizo aguas el clan malagueño, y, más tarde, al ser designado portavoz, en sustitución de Manuel Atencia, que llevaba seis años en ese cargo. Antonio Sanz, que compensa con agresividad su falta de brillantez como orador, casi se estrenó en el Debate sobre el Estado de la Comunidad Autónoma de Andalucía. Si vivió los preparativos con nerviosismo logró ocultarlo incluso a sus colaboradores, que destacan la serenidad como uno de sus rasgos más visibles. Sanz, con sus intervenciones, sorprendió al hemiciclo con un discurso limado de asperezas verbales y repleto de alternativas, como deseoso de mostrar su capacidad para adoptar un tono institucional. Su hija Marta, de dos años, le preguntaría después por qué "el señor malo se metía con él". Una visión del presidente andaluz, Manuel Chaves, que a buen seguro no compartirían en los bancos socialistas, desde donde han destacado la dureza verbal de Sanz y, en los últimos días, su conservadurismo. Crudeza verbal La crudeza con que repele o ataca a sus adversarios -con el alcalde de Jerez, el andalucista Pedro Pacheco, que le acusó de haber coqueteado con la extrema derecha en su adolescencia, protagonizó un lance sonado- se difumina en su entorno. El nuevo secretario regional del PP, aficionado a la música de Carlos Cano y Clara Montes mientras hace kilómetros, cultiva el espíritu de equipo con la delegación de tareas y la capacidad para escuchar sus opiniones, aunque muestre una prudencia extrema con las propias. Vive pegado al teléfono móvil y al buen humor por igual. Sus viajes ociosos suelen conducirle a la localidad de Ubrique, donde nació su madre, o hasta alguna playa gaditana, donde hasta hace poco le sorprendía que la gente le reconociese. Aunque cada vez le asombra menos.

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Sobre la firma

Tereixa Constenla
Corresponsal de EL PAÍS en Portugal desde julio de 2021. En los últimos años ha sido jefa de sección en Cultura, redactora en Babelia y reportera de temas sociales en Andalucía en EL PAÍS y en el diario IDEAL. Es autora de 'Cuaderno de urgencias', un libro de amor y duelo, y 'Abril es un país', sobre la Revolución de los Claveles.

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