Vivan los días de descanso
JOSÉ LUIS ARRIETA Aquí estoy, cansado pero contento. Ya hemos pasado las etapas del pánico, estas cuatro de calor y repechos, y las hemos pasado sin desastres. O sea, que bien. Nos ha tocado tirar un par de veces para controlar todas las clasificaciones y eso es duro. Pero ahora viene un día de descanso y perfecto.Desde el principio hemos estado pendientes delante para impedir cortes que no nos interesaran por la cuestión de la clasificación por equipos; luego nos hemos puesto porque entraba aire de costado y había que evitar sorpresas y cortes tontos. Y esos esfuerzos nos han pasado factura en la cota de cuarta en la que se hizo el corte. Nos quedamos cortados, casi sin oxígeno, y no pudimos hacer nada al final del repecho. Una vez formado el corte marchamos más tranquilos, pero al final nos pusimos mano a mano con el Kelme para que no se nos escaparan mucho y seguir manteniendo viva la general por equipos. No es habitual que la disputemos, pero es una clasificación como las demás, y ya que está ahí no la vamos a dejar pasar. Y no está nada mal subir al podio de París sea por lo que sea.
El segundo descanso del Tour nos va a venir perfecto para desintoxicarnos un poco del ácido láctico que ya nos invade casi todo el cuerpo.
Pero ahora lo que me preocupa de verdad es que mi hermano Ángel se ha caído en una carrera de aficionados y se ha dañado la cabeza del fémur. Le he llamado a él sin saber nada y me ha sorprendido diciéndome que estaba en el hospital. Le han dicho que tiene una fisura pero no sabe muy bien cómo le van a tratar, si le operan o qué. Me ha dejado muy fastidiado la noticia. Se ha caído y eso que iba prudente, sin querer jugársela, pero en una curva cuesta abajo ha pillado una mancha de gasoil y ya está hecha. A ver cómo va. Jopé.
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