_
_
_
_
Tribuna:
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Debate

ADOLF BELTRAN Nuestros socialistas son poco liberales y resulta demasiado fácil dejarlos en fuera de juego. Lo hizo el otro día Eduardo Zaplana en el debate de investidura, antes de ponerse bermudas y hacerle de guía a Julio Iglesias en la urbanización Altea Hills, que conoce muy bien. Zaplana banalizó algunas ideas de la tercera vía de Tony Blair y, aunque el portavoz del PSPV exhibió el libro como un alumno aplicado, no supo defender el socialdemócrata como un campo propio ni poner a prueba las debilidades del campo contrario. Asunción podía haberse desmarcado de la reducción del socialismo a un anticuado guardián de la protección social para apuntar retazos de un proyecto de modernización renovado. Pudo haber incidido en lo que Anthony Giddens llama las "políticas de la vida", donde inevitablemente hace agua la acción demagógica y conservadora del PP. Me refiero a las transformaciones de la vida personal que están cambiando la sociedad y las prioridades de los electores. Por ejemplo, cada vez hay más viejos y el suyo no es sólo un asunto de pensiones (tiene que ver también con la formación de adultos y con las concepciones de la cultura y el ocio que no se limitan a las excursiones del Imserso). Por otra parte, el medio ambiente no sólo es un problema de incendios, ríos y marjales, sino de un desarrollo sostenible que parece excluido de la agenda. La defensa de lo público, tan cara a los socialistas, tiene alguna relación con la descentralización y la eficiencia. Por lo que se refiere al manoseado valencianismo, a lo mejor la adhesión a una "nación cosmopolita" exige encajar los problemas colectivos de identidad más allá de las soluciones institucionales. Y el nuevo modelo de "familia democrática" habrá de responder al desafío de Giddens cuando propugna que "deberíamos admitir que la gente pueda vivir junta felizmente sin estar casada, que los homosexuales pueden criar niños con igual competencia que la población heterosexual, y que, con los recursos adecuados, los padres solteros sean capaces de criar niños igual de satisfactoriamente que las parejas". Si fuesen más liberales, nuestros socialistas dispararían a la línea de flotación del magma de contradicciones que apoya a Zaplana. Todo eso también es tercera vía, también es política.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_