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El PNV afronta la renovación en su peor momento desde la escisión

VIENE DE LA PÁGINA 1 En ese contexto debe afrontar el PNV el equivalente a un congreso en cualquier otro partido y la renovación de todos sus órganos internos, salvo las organizaciones municipales: el EBB, la asamblea nacional, el tribunal de garantías y las ejecutivas y asambleas regionales. Echar la mirada atrás y ver hasta dónde ha retrocedido el PNV causa inquietud y un cierto vértigo en sus filas. El balance desde las autonómicas de 1984, cuando obtuvo sus mejores resultados con Carlos Garaikoetxea como candidato, arroja una pérdida de 14 puntos. Entonces obtuvo el 42% de los votos emitidos, frente al 28% de las autonómicas de octubre. Resulta desolador, dicen, ver cómo hay que volver a pelear por ese espacio de centro-derecha que llegó a ser totalmente suyo, con la desaparición de la UCD a principios de los 80. A la vez que de la pujanza del PP, el PNV debe defenderse de la impetuosa competencia del nacionalismo diáfanamente independentista de EH. Algunos dirigentes hablan abiertamente de la necesidad de un cambio, tanto en el rumbo como en las personas, incluso por razones de edad, y presagian un EBB muy distinto al actual. Arzalluz, sin alternativa La continuidad de Arzalluz, que lleva veinte años en el cargo, con la excepción de dos pequeños períodos en tiempos de la escisión de Carlos Garaikoetxea, sólo depende de él mismo. No hay candidato alternativo -"de haberlo, deberíamos haber empezado a saber de él", apunta un burukide-. Únicamente una negativa de Arzalluz "a lo Felipe González" -en lo irrevocable, aunque no en la forma y el lugar de dar a conocer su retirada- pondría al EBB a buscar un sustituto de emergencia. La marcha de Arzalluz se teme en la misma medida en que se desea en algunos casos, y tanto también como se reconoce -y esto en todas las sensibilidades del partido- la necesidad de afrontar su relevo. El momento, con un nuevo reto electoral en ciernes, no parece el más propicio para una sustitución no preparada. Su presunto delfín, Joseba Egibar, tendría grandes dificultades para ser aceptado en Álava y Vizcaya. También predomina el escepticismo sobre el alcance y la profundidad de una reflexión política que aparece condicionada por la apuesta por el Pacto de Lizarra y por la expectativa de volver a ser necesarios en el Congreso de los Diputados, después del acortamiento de distancias entre el PSOE y el PP y el alejamiento del horizonte de la mayoria absoluta para Aznar. Una asamblea nacional, sin fecha precisa aún, presentará y enviará a las organizaciones municipales a finales de este mes las ponencias y el calendario de las fases del proceso. La Asamblea General, encargada de elegir al presidente y aprobar las ponencias, se celebrará en el Palacio Euskalduna de Bilbao el 15 y 16 de enero. A finales de ese mes la asamblea nacional elegirá a los integrantes del nuevo EBB. La renovación de las ejecutivas y asambleas territoriales, prevista para marzo, puede quedar pospuesta por las elecciones generales.

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