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El Guerruj destrona a Morceli en la milla

El atleta marroquí bate el récord del mundo con una espectacular marca de 3m 43,13s

Santiago Segurola

El marroquí Hicham El Guerruj lanzó ayer un aviso para navegantes. En Roma destronó al argelino Nurredin Morceli del récord de la milla, que se suponía carísimo para cualquier atleta, pero El Guerruj volvió a proclamar su supremacía en el mediofondo. Su marca, 3.43.13 minutos, tendría un carácter disuasorio frente a sus futuros rivales en el Mundial de Sevilla, si no fuera porque el joven keniano Noah Ngeny consiguió inquietar al marroquí como ningún otro atleta lo ha hecho en los últimos años. Ngeny, de 21 años, fue segundo con 3.43.40, un segundo por debajo de la marca de Morceli. En Soria, Fermín Cacho y Reyes Estévez saben desde este momento que la aventura del Mundial se presenta extremadamente complicada. En Roma se ve al mejor El Guerruj. Hace un año batió en la pista del estadio Olímpico el récord mundial de 1.500, con 3.26.00 minutos, un registro que se antoja inalcanzable en estos momentos. Atleta generoso en grado máximo, el marroquí ataca los objetivos más altos en cada competición. Esta temporada ha retrasado su aparición en el circuito hasta la cita de Roma, donde es ídolo. "Quiero recuperar todos los récords que consiguió Auita por todo lo que representa su nombre para mi país". Auita llegó a dominar las listas mundiales de 1.500, la milla, 3.000 y 5.000 metros. Por el momento, El Guerruj ha conseguido la mitad de su propósito. Ya tiene los récords de 1.500 y la milla. "Todavía no tengo experiencia en la prueba de 5.000 metros, pero después de los Juegos de Sidney atacaré las marcas mundiales de Gebreselasie".

La tenacidad de Ngeny

En la milla de Roma, El Guerruj se benefició de tres factores: su calidad, el excelente trabajo de las liebres (los kenianos William Tanui y Robert Kibet) y la durísima oposición de Noah Ngeny, la última perla del mediofondo de Kenia. Con William Tanui estaba asegurada la experiencia y un buen paso por las diferentes referencias. No en vano se trata del campeón olímpico de 800 metros en Barcelona 92. Pero tan importante como la excelencia de las liebres fue la tenacidad de Ngeny. A falta de 400 metros se presumía una marca cercana al récord del mundo. Se habían cubierto los 1.200 metros en 2.47 minutos. Aunque el ácido láctico podía pasar factura sobre los músculos de El Guerruj, no era improbable una última vuelta en 56 segundos. Por si acaso, Ngeny se preocupó de inquietar al marroquí hasta extremos insospechados. Lo que se presumía como un paseo militar derivó en una durísima pugna, resuelta por El Guerruj a última hora, con sólo 27 centésimas de diferencia sobre Ngeny. La reunión de Roma abundó en grandes marcas, o al menos en demostraciones autoritarias de las estrellas del circuito. Maurice Greene, que venía de una derrota frente a Boldon en Oslo, hizo una carrera colosal en los 100 metros. Dominó la prueba de punta a punta, con una facilidad exagerada. Con 9,85 segundos logró su segunda mejor marca personal, pero sobre todo puso en evidencia la distancia que le separa de sus rivales. Ni Dennis Mitchell, ni Bruny Surin consiguieron bajar de la barrera de los 10 segundos, un dato que explica la aplastante superioridad de Greene sobre todos ellos.

Ato Boldon pretendía oponerse a Michael Johnson, que en los tres últimos años se ha prodigado más en 400 metros que en 200. Desde 1996 no había bajado de los 20 segundos y cabía esperar un resistencia feroz de Boldon, habitual en el segmento de 19,80 a 20 segundos. No fue así. Johnson dejó bien claro que es un animal competitivo. Boldon se sintió tan intimidado por el estadounidense que le dejó pista libre para la victoria. Michael Johnson ganó con 19,93 segundos, una marca que augura un próximo ataque del norteamericano al récord mundial de 400 metros. En el estado de forma actual puede rozar la frontera de los 43 segundos.

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