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CICLISMO: Tour

Pacto de convivencia en el Tour de los dos grandes

ONCE y Banesto hacen un esfuerzo extra para evitar la polémica tras la etapa del pasaje del Gois.

Una cosa es el mercado y otra la carretera. En el mercado, la ONCE es un cliente preferencial de Banesto, y las relaciones entre ambas instituciones son perfectas. En la carretera, son rivales: una marca compite con la otra, y a partir de esa disputa ha crecido una relación conflictiva entre los dos equipos ciclistas. ONCE y Banesto son los dos grandes del pelotón español y atesoran un historial amplio de enfrentamientos, algunos de ellos no muy caballerosos por cierto. Se han disputado etapas y se han peleado por corredores; y todavía conservan cicatrices de todo ello, aunque hace no mucho tiempo recibieran el aviso "desde arriba" de zanjar toda polémica. Hoy en el Tour viven con los papeles cambiados (Zülle es el líder del Banesto y Olano el del ONCE), lo cual significa una situación de riesgo. Por eso tienen que hacer un esfuerzo extra: aparentar normalidad y no desenterrar el hacha de guerra. Están obligados a convivir pacíficamente. La situación tiene mucho morbo. Manolo Saiz apareció ayer con el pelo recién cortado y sin gana alguna de entrar al trapo. No llevaba la sonrisa de oreja a oreja propia de quien hace unas horas ha protagonizado una exhibición. No era Manolo Saiz, que se está volviendo político con los años. Se le puso a prueba e hizo un alarde de paciencia. Le faltó pedir perdón por haber atacado el lunes para dejar en entredicho a todo el Banesto, el gran perdedor de la jornada. Soltaba una frase como un estribillo: "Hoy les ha tocado a ellos, mañana nos puede tocar a nosotros, así es el Tour". Banesto había cambiado su discurso en unas horas, todo era comprensión y autocrítica. Ninguna queja. Ambos pasaron el examen con nota.

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¿Atacó el ONCE a Banesto específicamente o atacó el ONCE a un rival de cuidado? Tanto si hizo una cosa como la otra, estaba en su derecho, pero en el matiz está el morbo. Y ninguno de los dos se libra de la especulación, porque ambos corren un riesgo indudable en este Tour: si Banesto ganase con Zülle, parecería un fracaso personal de Manolo Saiz, que lo ha dirigido durante siete años. Si el ONCE triunfase con Olano, el fracaso obraría en la cuenta de Banesto, que lo desaprovechó durante un par de temporadas. Y si no ganase ninguno, el debate seguiría sin cerrarse: habría que analizar qué hizo cada cual con las armas del contrario. En este punto, no tienen salida.

Por ese motivo, el personal nacional interpretó la ofensiva del ONCE en el pasaje del Gois como un ataque al Banesto: Saiz le quitaba un rival a Olano, pero también se quitaba un problema de encima. Porque había otra pregunta en ciernes: la etapa del lunes ¿benefició más a Olano que a Arsmtrong? Manolo Saiz respondió con evasivas: "Estratégicamente, la situación no tenía ninguna duda para nosotros, porque hay que tener en cuenta lo que estos hombres podían hacer en la montaña. Hay que mirar un poco más allá".

El corte del pasaje del Gois no fue una sorpresa para mucha gente. Juan Fernández (Festina) había dedicado media hora en el autobús a concienciar a sus corredores sobre este punto del recorrido. Veinte kilómetros antes, les ordenó que se concentraran y estuvieran atentos. No surtió efecto su advertencia porque el Festina apareció desperdigado tras las caídas, con corredores en ambos grupos. A Javier Mínguez tampoco le extrañó: "El ONCE siempre sale bien de estas situaciones, pero hay que reconocer que Zülle compra muchas papeletas cuando se rifan las caídas". Para remate, muchos directores fueron testigos de que Zülle no iba muy bien colocado en el pelotón.

Cuando la carrera entró en el pasaje, Manolo Saiz hizo un comentario: "Alguien caerá". Y dio la orden de ponerse en marcha a todos sus corredores, conectados por auriculares a su emisora. Olano estaba descolgado del primer grupo, pero supo esperar y se encontró con sus compañeros ya a toda máquina. A pesar de ser un equipo nuevo, con gente joven y no muy experimentada, el ONCE volvió a funcionar al gusto de Saiz. Se reintegraron, pero no disminuyeron el ritmo de fuga. Ese "alguien caerá" significaba que algún favorito podía descolgarse, que habría corte y posibilidad de batalla. La hubo. Misión cumplida. Ovación para Manolo. Pero Saiz no pudo evitar que ayer le asaltaran con preguntas insidiosas, hasta el punto de que terminó hablando más de Zülle que de Olano, a cuenta de que en 1995, Zülle, por entonces en el ONCE, llegó a la montaña con ocho minutos de desventaja sobre Induráin y terminó aquel Tour al lado del corredor navarro en el podio (2º en la general). ¿Habría sucedido lo mismo de estar otros (y no Zülle) entre los afectados?

La cara de funeral de los Banesto era un hecho. Pero el rostro de los ONCE no reflejaba la satisfacción por la exhibición del día anterior. Así que, en definitiva, hubo un respeto contenido, sordo, posiblemente hipócrita, propio de la situación que viven. No pareció una reacción muy natural: Banesto no se quejó de la derrota, y el ONCE no sonrió con la victoria. ¿Es mejor así o deben volver a mostrarse con sinceridad? Está fuera de toda duda que el pacto de convivencia funcionó ayer.

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