ESTA SEMANA Pactos y crisis internas
L a ira del PP contra los pactos de gobierno que le han desalojado de varias y significativas alcaldías está condenada al fracaso. Por mucho que insistan en esta semana, lo que en Andalucía se tiene bien presente como es la memoria histórica, sirve de simple recurso para invalidar argumentos airados contra unos acuerdos que en otro tiempo sirvieron a los propios populares para acceder al control de determinados ayuntamientos e, incluso, para cercar la acción de gobierno en la Junta de Andalucía como ocurriera en la anterior legislatura, la de la pinza. Tanto ruido y lamento amenaza con ahogar y esconder el debate interno que, sin duda, late en el seno del PP andaluz. Ante el próximo congreso regional, a celebrar en Granada, el escenario es peor de lo que esperaban. No resulta ser un camino de rosas para desembocar en la nominación de su candidato para las elecciones autonómicas, responsabilidad que, ya está decidido, recaerá en la alcaldesa de Cádiz, Teófila Martínez. Los resultados obtenidos ponen en evidencia la precariedad de la estructura orgánica del partido y también la falta de coordinación necesaria, producto todo ello de la carencia de una adecuada dirección política. Estas circunstancias a buen seguro que son sopesadas por el propio José María Aznar, quien asistirá el próximo miércoles a la reunión del Grupo Parlamentario Europeo (PPE) que se reúne en Málaga estos días para diseñar su estrategia frente a la nueva legislatura que ahora se inicia. Rojas-Marcos En el Partido Andalucista, una vez más, la campana salva a su presidente, Alejandro Rojas-Marcos. Dio en el momento justo el golpe de timón necesario para reorientarse en una posición más inclinada hacia la izquierda con su pacto con los socialistas en Sevilla. Esta formación política pide a voces una redefinición ideológica a determinar en un proceso congresual que le rearme así ante los nuevos tiempos que han de llegar. Al final, otra vez le van a tener que dar la razón al jerezano Pedro Pacheco, a quien su tránsito por los territorios del centro izquierda siempre le ha resultado muy rentable. Para Izquierda Unida es el momento de encontrarse con la realidad, de bajar el balón al terreno de juego, conforme a la clarividente terminología empleada por su coordinador regional, Antonio Romero. El entendimiento con el PSOE le salva por ahora, pero otra cosa será lo que le aguarde después de las autonómicas, con una Rosa Aguilar ya plenamente asentada en el escenario político andaluz. Claro que peor tesitura tiene ante sí el PDNI de Herminio Trigo y Jerónimo Andréu. Este último acaricia ya la idea de ir sólo en las andaluzas, después de su fallida negociación con los socialistas en las municipales. Durante la campaña cometió una excentricidad que le puede costar caro. Apoyó con su firma la candidatura del catalán Antonio Gutiérrez, que competía, precisamente, contra el PDNI, tal vez haya sido un desliz o un error de imprenta. Por su parte, los socialistas afrontan esta semana con la sensación del deber cumplido y con el sabor amargo de no haber conseguido que levantara el vuelo la gaviota de Jaén que seguirá, por tanto, con alcalde del PP. En su día se anticiparon al debate que ahora hay con Joaquín Almunia y dejaron atrás las primarias para designar de inmediato a Manuel Chaves como candidato a la Junta de Andalucía. De ahí que, antes de las vacaciones estivales, ya se dispongan a poner en marcha de nuevo la maquinaria electoral precisa con vistas a un otoño agitado que ha de concluir con la convocatoria de las elecciones autonómicas. ANTONIO YÉLAMO
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