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España se ofusca frente a Italia

El equipo de Lolo Sainz salió derrotado en una final dominada de punta a punta por los transalpinos

Robert Álvarez

El calor del oro derritió a la selección española en una final que Italia se agenció con ese estilo certero y pragmático, tan suyo desde que el baloncesto es baloncesto. La final, en suma, reprodujo los estereotipos de tantos años de batallas, incluida aquella de hace 16 años, también en Francia, cuando los italianos se anotaron su primer y hasta ayer único título continental a costa, otra vez, de España. El equipo español se despidió muy por debajo de lo que había apuntado los dos días de gloria anteriores, ante Lituania y ante Francia. Por una u otra circunstancia, se repitió lo que se temía. Ese factor difícil de determinar pero que lleva a los jugadores españoles a un extraño tembleque. Las estadísticas explican más que cien argumentos deprimentes: España falló 10 tiros libres, perdió nueve veces la posesión del balón en la primera parte y sólo anotó cinco canastas en juego durante la primera parte, después de fallar hasta 20 lanzamientos, algunos de ellos efectuados con mano encogida y diríase que con los ojos entrecerrados. El castigo al que fue sometido el equipo español fue tremendo, una interminable agonía a la que se resistió con coraje pero sin esperanzas. La final, a las primeras de cambio, se quedó prácticamente en nada. Italia cabalgaba y España no lograba ponerse en pie. Los italianos entraron en el partido con tres largos de ventaja. Manejaron los acontecimientos con autoridad de cátedra. Tanjevic, su técnico, redobló la defensa a Herreros, de cuya dependencia nadie duda en la selección española. Empezó marcándolo Myers y luego Meneghin. Pero el artillero español no se tenía que zafar de uno sino de una segunda defensa que siempre le salía al paso. Y España, con Herreros en dificultades, es otro equipo. No encontraba por dónde acuchillar el equipo español, mientras que los italianos aprovecharon con descaro los centímetros de más que Fucka y Chiacig les sacaban a su pareja de baile, De Miguel y Reyes. La lucha de los pivotes españoles se parecía a la de Don Quijote contra los molinos de viento. Sin lograr una buena circulación del balón en ataque ni acomodar a Herreros para que lanzara con alguna posibilidad de éxito, España tuvo que sacar enseguida los prismáticos: 6-20. Sainz optó por echar a correr e intentar que Angulo sirviera para reforzar las posibilidades en el lanzamiento, además de recurrir a Dueñas y Romero para mitigar la inferioridad en el rebote. Pero Tanjevic siempre tuvo soluciones instantáneas como si esperase de antemano todo cuanto iba a intentar el equipo español que recurrió a poco del final de la primera parte por defender en una zona 2-3. España, con la sensación de ser netamente inferior, todavía se fue al descanso (24-32) con el consuelo de haberse librado de una buena gracias a que Corrales reactivó el juego. Aún más, la esperanza se reabrió porque nada más reanudarse el juego logró acercarse a seis puntos: 26-32. Pero entonces los italianos perforaron la defensa en zona española a base de triples y volvieron a poner el turbo: 29-49. Otra vez España sentía el yugo italiano. Y todavía quedaban doce minutos. De martirio parecían entonces. Pero en aquella situación y después de que Sainz hiciese cuatro cambios a la vez y ordenase la vuelta al marcaje individual, los italianos empezaron a especular y España, a correr. Corrales, pese a algún que otro subidón excesivo, mantuvo un ritmo trepidante y facilitó que Esteller y Herreros anotaran algún triple. Italia se había parado. Sólo esperaba al bocinazo final. La remontada de España fue meritoria. Pasó de un 33-52 a un 52-58. Quedaba un minuto y medio. Pero la suerte estaba echada. Italia no falló con el estoque y España perdió su cuarta final en la historia de los Europeos. Pero no por eso se desvaneció la satisfactoria imagen de los dos días anteriores y la gloria de una medalla de plata con la que, antes y durante muchos momentos del campeonato en que se rozó la muerte súbita, nadie esperaba.

ESPAÑA 56 - ITALIA 64

España: Nacho Rodríguez (0), Carlos Jiménez (3), Herreros (10), De Miguel (1), Reyes (7); Dueñas (7), Angulo (0), Corrales (15), Romero (4), De la Fuente (4) y Esteller (5). 15 canastas de 41 lanzamientos. 4 de 14 triples. 22 de 36 tiros libres. 38 rebotes, 13 en ataque. 27 faltas personales. Eliminado: Esteller (m.38).Italia: Meneghin (2), Myers (18), De Pol (7), Fucka (10), Chiacig (9); Marconato (2), Galanda (4), Basile (2) y Abbio (10). 18 canastas de 45 lanzamientos. 2 de 15 triples. 26 de 33 tiros libres. 27 rebotes, 7 en ataque. 29 faltas personales. Eliminado: Galanda (m.37). Árbitros: Rems (Eslovenia) y Dorizon (Francia). Pabellón Bercy de París. Lleno. Unos 14.000 espectadores. Final del Eurobasket99. Italia fue medalla de oro, España, plata, y Yugoslavia, que ganó a Francia (74-62), bronce.

Más información
Herreros, máximo artillero del torneo

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Sobre la firma

Robert Álvarez
Licenciado en Periodismo por la Autónoma de Barcelona, se incorporó a EL PAÍS en 1988. Anteriormente trabajó en La Hoja del Lunes, El Noticiero Universal y el diari Avui.

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