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CICLISMO TOUR

El Tour arranca en terreno pantanoso

Los ciclistas toman hoy la salida en Puy du Fou con una etapa prólogo de 6,8 kilómetros

Jean Marie Leblanc, director del Tour, espera disfrutar de una tregua policial durante la carrera, pero no debe de estar tan seguro de contar con una tregua mediática. 24 horas antes de la salida eran evidentes los problemas de todo el pelotón destinado a Francia para recuperar el pulso natural: la sombra del escándalo persigue todavía al ciclismo. La situación se agrava ante las peculiaridades de esta edición, la más complicada de cuantas ha vivido un acontecimiento con casi un siglo de antigüedad: no hay un líder, no hay un patrón de juego, la carrera nace hoy de Puy du Fou sin referencias ante la falta de corredores como Pantani, Ullrich, Riis o Jalabert. El foco de atención se dirige hacia los protagonistas del escándalo, léase Virenque o Manolo Saiz por diferentes motivos. Todos son distracciones, la confusión es total. El recorrido se ha vuelto pantanoso. Leblanc no pudo más a la media hora de su protocolaria conferencia de prensa: "¡Basta ya, por favor, háganme hablar de ciclismo!". Minutos antes había sido testigo, sorprendido, de la persecución periodística a la que era sometido Manolo Saiz, el director del ONCE, como si se tratara de la gran estrella de la carrera. Y una hora después, no pudo ver la que se le vino encima a Richard Virenque. Curioso el papel que interpreta Virenque, ¿corre el Tour o corre contra el Tour? ¿Qué pasaría si ganase Virenque? "Pregúntenme dentro de tres semanas", respondió hace unos días Leblanc. Y ayer afinó: "Una victoria de Virenque no sería lo mejor para el Tour".

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La vorágine de cámaras y periodistas no rodeaba a un favorito para el podio. Ahí dentro, sorprendido por su repentina fama, estaba Manolo Saiz. "Pero bueno, no soy Robert Redford, soy más feo y más gordo", bromeaba. La corriente le arrastraba entre preguntas en cualquier idioma. Saiz sonreía tranquilo y echaba mano del guión para evitar meterse en más problemas: "Estoy contento de estar en el Tour. Eso es todo". Así las cosas, Abraham Olano pudo entrar y salir de la zona sin dificultades: la expectación no iba con él.

Ante esta coyuntura, Leblanc es consciente de que el Tour corre un grave riesgo porque el ciclismo es ahora un deporte apetitoso para los aventureros: algunos periodistas viajan con la determinación de encontrar algún escándalo más. Hace unos días, en la Vuelta a Suiza, un equipo de televisión siguió los pasos de un auxiliar del equipo italiano Lampre cuando se disponía a desprenderse de unas jeringuillas usadas y de otros productos farmacéuticos, al parecer prohibidos. En estas circunstancias, cualquier anécdota puede adquirir la categoría de escándalo. El clima lo favorece. Los antecedentes también: todo el pelotón italiano llega a Francia después de haber sufrido el registro de sus domicilios por los carabinieri, que cumplían las órdenes de tres magistrados. ¿Es ésa la rutina del Tour?

"Hoy estamos mejor que ayer, pero peor que mañana", dijo Leblanc en sus primeras palabras ante la prensa. "El Tour va encontrando su cara habitual, hace buen tiempo, la rutina empieza a ser la de todos los años". Pero después, se encontró con una batería de preguntas que poco tenían que ver con lo habitual. Y tuvo que explicar que había mantenido una breve reunión con Saiz, y que había practicado el footing a primera hora de la mañana con Hein Verbruggen, presidente de la Unión Ciclista Internacional (UCI): "No hay razones para perpetuar la hostilidad entre los hombres", razonó.

Y normalidad es que el Tour empiece hoy sin incidentes, con un prólogo de 6,8 kilómetros, salpicada por un repecho de casi un kilómetro. Ningún corredor vestirá de amarillo, ausente Pantani, y todos los pronósticos apuntan al inevitable Chris Boardman (ganador de tres prólogos: 1994, 1997 y 1998), que se juega medio sueldo en una jornada. A última hora, crecen las posibilidades del norteamericano Armstrong, al tiempo que decrecen las de Zülle (ganador en 1996) y Olano, por estar faltos de forma. Eso sin contar con el factor sorpresa, que puede ser un factor dominante en un Tour sin referentes.

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