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Lituania marca la frontera del éxito para la selección española

España no sube a un podio del baloncesto desde hace ocho años

Robert Álvarez

Nueve días y seis partidos después, la selección española vuelve a afrontar en el Eurobasket99 que se resuelve en París el mismo ser o no ser que la ha separado de las plazas de podio en los últimos años. Lituania es hoy el rival (20.45, La2) en los cuartos de final, esa frontera de la que ha venido siendo despedida en los últimos años, desde el batacazo de los Juegos Olímpicos en 1992 y desde que Lolo Sainz relevó como técnico a Antonio Díaz Miguel. A saber, en los cuartos de final se quedó ante Alemania en 1993, ante Grecia en 1995, ante Rusia en 1997, por lo que se refiere a los Europeos, y otra vez ante Grecia en el Mundial de 1998. Lo peor es que, si en todas aquellas ocasiones la selección no se consideraba inferior a sus rivales, hoy parte como víctima propiciatoria. Su juego no ha sido convincente y ha logrado clasificarse en las dos fases disputadas a duras penas. Todo lo contrario de lo que le ha sucedido al equipo lituano, que se ha rehecho con una facilidad asombrosa de su descuido del primer día ante la República Checa y ha sumado cinco victorias consecutivas. La presencia de Sabonis, el mejor pívot europeo de las dos últimas décadas, ha multiplicado las posibilidades del equipo lituano hasta el punto de que es el máximo favorito para repetir aquella inolvidable final que perdió en la prórroga ante Yugoslavia en 1995.

Nadie se resiste en la selección española a ver Lituania como favorita. "Hoy por hoy es superior", sentencia el técnico español Lolo Sainz. Hay un cierto aire de resignación. Y la posibilidad de ganar se contempla como un sueño, como un objetivo excesivamente lejano. "Si perdemos", previene Sainz, "espero que sea después de haber demostrado carácter, orgullo y hasta altivez". No andan para explicar cuentos de la lechera los jugadores españoles, conscientes de las penurias que han tenido que pasar para llegar hasta los cuartos de final. Pero aquí están. En París. Y vuelven a tener otra oportunidad para romper la barrera que les separa de un éxito de envergadura como sería llegar a las semifinales. De ganar hoy, también obtendrían la clasificación directa para disputar los próximos Juegos Olímpicos; de perder, aún tendrían una nueva ocasión ya que se clasifican para Sydney los cinco primeros del Europeo, los seis primeros en el caso de que entre ellos esté Yugoslavia, ya con plaza olímpica por su condición de campeona del mundo.

Juego poco convincente

El equipo español se agarra a que, a pesar de que su juego no ha sido convincente, sí le ha servido para ganar a Rusia, un rival en horas bajas pero de entidad. También se ha visto reconfortado por algunos detalles interesantes en el último partido en el que dominó con autoridad a Israel: la recuperación de algunas de las aptitudes que habían consolidado a Nacho Rodríguez como base titular en el pasado Mundial y la mejora en el rendimiento de algunos jugadores como Reyes y De Miguel. El problema de los bases parece endémico en el equipo español, que no dispone de un titular fuera de discusión poco menos que desde la retirada de Corbalán. Y Herreros mantiene su efectividad y es el segundo máximo anotador del campeonato, con una media de 17,7 puntos, sólo superado por el checo Barton, cuya selección ya ha quedado eliminada. Aunque también hay que afirmar que Herreros está demasiado solo y las defensas contrarias lo saben. Hay otro hecho que no puede escapar al análisis: España se ha clasificado con dificultades a los cuartos de final, tantas como para afirmar que ha ganado (3) el mismo número de partidos que ha perdido (3).

España ha ganado en las últimas ocasiones en que se ha enfrentado a Lituania pero en ambas, en el Mundial de 1998 y en el Europeo de 1997, no estuvo presente Sabonis. Ese va a ser el principal desafío del equipo español frente a un equipo muy completo, que ya cuenta también con aleros de la categoría del ex jugador del Barcelona Karnisovas (Teamsystem Bolonia) y de Stombergas (Kaunas), además de otro buen pívot (Saratov) y el gigante Zukauskas (2,16 metros). El punto débil de los lituanos es el de base, posición en la que suele actuar como titular Adomaitis. El equipo lituano refleja en su estadística su estilo eminentemente ofensivo: es el máximo anotador del campeonato con 465 puntos, 26 más que España. La formación que dirige Jonas Kazlauskas, el mismo técnico que llevó al Zalguiris Kaunas al título en la Euroliga, desea reverdecer laureles y ganar la que sería su tercera medalla de oro después de las que obtuvo en 1937 y en 1939, antes de que Lituania fuera integrada en la URSS.

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Sobre la firma

Robert Álvarez
Licenciado en Periodismo por la Autónoma de Barcelona, se incorporó a EL PAÍS en 1988. Anteriormente trabajó en La Hoja del Lunes, El Noticiero Universal y el diari Avui.

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