Ràdio 9 pierde la mitad de su audiencia aunque casi dobla su plantilla con el gobierno del PP
La pronunciada pérdida de oyentes que padece la emisora autonómica y la rescisión de los contratos de gran parte de los periodistas más veteranos de la cadena no es casual, sino que responde a un doble objetivo: minimizar el seguimiento de la radio como pretexto para privatizarla y eliminar a aquellos informadores que no sean afines al partido en el poder, el PP. Así lo han denunciado, al menos, el PSPV y NE. Ràdio 9 ha perdido la mitad de su audiencia (de 130.000 a 60.000 oyentes) y casi ha doblado su plantilla (de 80 a 138 trabajadores) entre 1995 y 1999.
Ni las estadísticas ni las personas hablan positivamente de Anacleto Rodríguez, el actual director de Ràdio 9. La precipitada renovación de la programación que acometió el pasado diciembre ha supuesto un verdadero fracaso. Los 112.000 oyentes que seguían diariamente la emisora en octubre y noviembre del año pasado cayeron un 32% durante el primer trimestre de este ejercicio. En abril y mayo, los resultados no han sido mucho mejores. Ràdio 9 ha vuelto a perder 15.000 seguidores para ver cómo su parroquia mengua hasta los 61.000 oyentes. La reacción de Rodríguez ha sido fulminante: nuevo diseño de la programación y rescisión de los contratos de varios trabajadores de la emisora, de dilatada experiencia en todos los casos, de contrastada trayectoria en la mayoría. El despido de los periodistas ha sido mal encajado por la plantilla y las razones esgrimidas por el director para justificarlas -la baja audiencia de sus respectivos espacios, básicamente- son, cuanto menos, discutibles. Así lo ha entendido el comité de empresa de Ràdio Televisió Valenciana (RTVV), que el pasado viernes, por unanimidad, exigió la dimisión de Rodríguez, principalmente por su nefasta política de personal. Siguen las listas negras De hecho, a su entender, los despidos no están mínimamente justificados. No todos los programas han fracasado (Comarca a comarca, de 13 a 14 horas y de lunes a viernes, crecía ininterrumpidamente desde hace meses); los espacios rechazados por la audiencia (La Vesprada o Bikini club) fueron diseñados y ubicados en la rejilla por el equipo directivo y, paradójicamente, los damnificados fueron capaces de convertir la emisora en la tercera de más audiencia de la Comunidad Valenciana (primavera de 1995, 164.000 oyentes). Estos argumentos fueron los utilizados por el PSPV o el Bloc Nacionalista Valencià-Els Verds para denunciar que las listas negras impulsadas por dos directivos de Ràdio 9, lejos de ser definitivamente frustradas cuando transcendieron, en abril de 1996, siguen vigentes. En esa época, el aún jefe de programas de la emisora, Pasqual Martorell, denunció al entonces director, Francisco Mora, las intenciones de dos directivos. Según Martorell, marginado sin ambages por Rodríguez, el jefe de explotación de la emisora, José Ramón Varó, y el coordinador de informativos, Santiago Lumbreras, fueron explícitos al pedirle una lista de periodistas supuestamente desafectos al PP: "se ha abierto a la veda", le dijeron, denunció Martorell en un informe interno. "Tenemos un mes para hacer una plantilla a nuestra medida para que luego no nos podamos quejar de que lo que hay es lo que encontré al llegar", aseguraron. Aquella purga ideológica sigue vigente, denunció el PSPV. Marina Gilabert, representante de ese partido, subrayó el momento en que Rodríguez decidió anunciar la rescisión de contratos, dos días después de que el PP obtuviera una abrumadora mayoría en las urnas. Los trabajadores afectados por la medida aseguran que prácticamente ninguno de los profesionales contratados en diciembre ha dejado RTVV. NE aún va más lejos en sus interpretaciones. El secretario general de esa formación, Josep Albert Mestre, atisba un objetivo más ambicioso: "Hay un intento claro por parte del PP de privatizar" Ràdio 9, aseguró el jueves. En su opinión, la depuración de periodistas implica una descapitalización humana que priva a la emisora de parte de sus mejores elementos y, en consecuencia, debilita su oferta. Además, la sangría de oyentes padecida en apenas medio año también tiene explicación. "La programacion auspiciada por el PP especialmente en los últimos meses ha provocado el cansancio de la audiencia, que no se ve representada en una radio instrumentalizada y al servicio del gobierno valenciano". De hecho, miembros del PP han protagonizado el 87% de las entrevistas realizadas a cargos públicos en el magazine matinal, Ara per ara, en los últimos cinco meses. Las 50 intervenciones de políticos del partido del gobierno contrastan con las seis hechas a mandatarios de UV, las tres realizadas a representantes del PSPV o las dos en las que participaron dirigentes de EU. Además, Ràdio 9 fue, probablemente, la única emisora que no ofreció en vivo la dimisión de Felipe González al frente de la secretaría general del PSOE, aunque sí interrumpió su programación habitual para ofrecer, esta vez sí, en riguroso directo, 11 minutos del discurso de Eduardo Zaplana en el último congreso del PP. Entonces, el presidente de la Generalitat estaba en un acto de partido. Rodríguez, a pesar de la existencia de fonotecas, negó la conexión para que Zaplana disertara sobre La España de las oportunidades.
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