"Freaks" y paja como final

La sección oficial de Cinema Jove ya ha agotado todas sus carcasas. Nueve películas de procedencia diversa, representantes de cuatro continentes (tan sólo África no está presente) y marcadas por la heterogeneidad, como corresponde a un festival de estas características. Pero con el mérito de enseñar al mundo cómo se mueve la juventud con una cámara en la mano y cómo las diferencias culturales también están presentes en el gran mosaico que ofrece el cine. Australia y la República Checa fueron los últimos países en entrar en concurso, con dos obras irregulares que no mejoran la impresión final. En Terra Nova, Paul Middleditch recrea una inquietante atmósfera en la que se mezclan ternura y locura en explosivo cóctel. Una mujer y su hija llegan, huyendo de la dominación patriarcal, a una especie de castillo habitado por freaks del más variado pelaje. Sobre esa base, el entramado de relaciones personales se mantiene sólido durante gran parte del metraje de la película, con arriesgados saltos espacio-temporales e inéditos emplazamientos de cámara. Sólo al final, el film desciende en su interés, probablemente porque sus habitantes han dado todo de sí y el realizador no les puede sacar más partido. Lo que era emoción se convierte en tópico de pura reiteración. De unos presupuestos más ingenuos parte In the rye, de Roman Vavra, una película compuesta por tres episodios con un pajar como punto de referencia. El checo Vavra, consecuentemente con ese escenario, acaba perdiéndose en la anécdota sin separar el grano de la paja. Su cosecha es pobre, muy irregular y con breves momentos de lucidez. Tan pocos que no valía la pena salir al campo y recolectar. Sus apuntes sobre el descubrimiento del sexo o las relaciones amorosas en la tercera edad pecan de excesiva candidez y no atrapan al espectador. Es un cine que pretende servir de barcia en el intelecto del que lo ve pero que se queda en molestas briznas que desaparecen, con una sacudida, cuando abandona la sala de proyección.