"Hay cansancio por el caciquismo de CiU, pero también por la arrogancia socialista"
Josep Lluís Carod-Rovira (Cambrils, 1952) ha roto al frente de Esquerra Republicana (ERC) el axioma político elemental de que un partido pierde terreno inevitablemente tras sufrir una escisión. En las últimas elecciones municipales, ERC ganó 21.000 votos con respecto a 1995 y ha entrado, por primera vez, en algunas localidades del cinturón de Barcelona. A la vista de los resultados, Carod-Rovira mantendrá la estrategia equidistante entre el Partit dels Socialistes (PSC) y Convergència i Unió (CiU) para las autonómicas. Pregunta. ¿A qué atribuye los buenos resultados de ERC? Respuesta. La sociedad catalana ha entendido el mensaje de seriedad y rigor de ERC, que se ha alejado de la inconcreción de otras épocas. Además, se ha valorado que es importante que exista una propuesta de izquierda catalana independiente. Creo que ERC ha tenido tres apoyos nuevos: jóvenes que votaban por primera vez, sectores irritados de CiU por su rendición al PP y un voto procedente de la izquierda tradicional. P. ¿No teme que estos votantes procedentes de CiU y de la izquierda tradicional vuelvan a su formación matriz en las autonómicas? R. ERC ha tenido una subida general y equilibrada por todo el país, y no sólo debido a factores locales. Tenemos un proyecto diferenciado y si la gente nos ha votado es porque somos diferentes de CiU y del PSC. Por tanto, no haremos acuerdos globales ni apareceremos como gregarios de otra fuerza política. ERC ya no es sólo una expresión del progresismo catalanista en la Cataluña interior, sino que ha hecho el primer paso para ser un partido de izquierda urbana. P. ¿Los resultados de las elecciones dan la razón a quienes dicen que se ha desatado una ola de cambio en Cataluña? R. Hay situaciones de cansancio y de agotamiento, pero en múltiples direcciones. Hay cansancio por el caciquismo convergente, pero también por cierta arrogancia socialista con barniz progresista. Sería poco riguroso hacer una traslación matemática a las autonómicas, donde todo se mueve en claves distintas. P. ¿Por qué ERC no se suma a la llamada de Iniciativa per Catalunya de cerrar el paso a la derecha en todos los municipios donde sea posible? R. En muchos municipios, si hay que contar con IC para cerrar el paso a la derecha, será un poco difícil, porque IC no está presente. Siempre he sido alérgico a las verdades absolutas y a las declaraciones de principios excluyentes, porque no hay nada más matizable que la política. Como dice el secretario general del PSOE, Joaquín Almunia, sólo excluyo acuerdos con mafiosos. ¿El PSC está en condiciones de decir que no pactará con CiU en ningún municipio de Cataluña? Sería un brindis al sol, porque cada municipio tiene una realidad distinta. P. En cambio, uno de sus principales referentes, el BNG, ha suscrito un pacto con el PSOE para cerrar el paso del PP en Galicia. R. Son dos realidades nacionales distintas. En Galicia hay un sistema de tres partidos y no hay una opción galleguista de centro derecha, porque el BNG representa todo el nacionalismo político gallego. Además, el PP representa en Galicia la derecha y punto; pero en Cataluña, CiU es más cosas que simplemente la opción conservadora gobernante. Lo que me gusta comparar con el BNG es el crecimiento que ha tenido: su gran salto vino cuando entró con fuerza en las ciudades y estamos siguiendo el mismo camino. P. ¿Qué explica las reticencias iniciales de ERC por entrar en el gobierno de Barcelona? R. Ningún dirigente de ERC ha hecho declaraciones públicas contrarias a entrar en el gobierno municipal en Barcelona. He dicho del derecho y del revés que un partido no se presenta a las elecciones para calentar el banco de la oposición, sino para conseguir los mejores resultados posibles y gobernar. Ahora veremos si llegamos a un acuerdo y si éste permite que tenga un perfil similar al que hubo al principio del anterior mandato. P. A diferencia de 1995, ERC no es imprescindible para formar gobierno. ¿Tiene sentido mantener el nivel de exigencia de entonces? R. Este planteamiento es un error. Teniendo en cuenta la imagen que pretende promover el PSC y su candidato, ¿qué es lo que le conviene más? ¿Que haya un gobierno del PSC con IC -el hermano pequeño que ha dado la mano al hermano mayor desde hace meses- o que además esté ERC? En política, las matemáticas no son la única herramienta para explicar la realidad. P. La entrada de ERC en el gobierno municipal supondría un guiño al modelo francés de la izquierda plural, justo antes de las autonómicas. Usted ya ha dejado claro que no le gusta el modelo del Olivo. ¿Y el de la izquierda plural? R. Nosotros no somos ni franceses, ni italianos, ni gallegos ni vascos. La sociedad catalana siempre se ha articulado a partir de dos valores -el progresista y el catalanista- y nos continuaremos equivocando mientras intentemos aplicar fórmulas italianas, francesas, gallegas, vascas o lituanas. Somos catalanes. ¿Hay algún dirigente de la izquierda catalana tan iluso como para pensar que Pujol ha sido 20 años presidente de la Generalitat sólo porque es de centro derecha? Si alguien todavía no ha entendido qué pasa, que lo deje correr. Sólo habrá mayoría de izquierdas cuando se exprese en clave nacional y haya lo que no ha habido durante 20 años: un proyecto nacional alternativo desde la izquierda. P. ¿Le parece que Maragall no está intentando plantear una alternativa progresista en clave nacional? R. Maragall ha constatado que el PSC ha fracasado en el objetivo que se marcó al fundarse, en abril de 1977: que hubiera una mayoría de izquierdas en el Gobierno de la Generalitat. Lo que debe analizarse ahora es por qué ha fracasado -yo lo tengo muy claro- y ver que, si no varía el rumbo, la nave volverá a naufragar. Maragall ha hecho gestos indicativos de que el PSC no era el instrumento adecuado ni suficiente para conseguirlo. Desde ERC defendemos que Cataluña se ha estructurado en los últimos años sobre dos polos, CiU y el PSC, que de alguna forma son los partidos del régimen. Unos levantan la bandera del catalanismo y la hacen incompatible con la idea de izquierdas y los otros, al revés. Se han repartido los papeles y los beneficios. Nosotros queremos superar el divorcio entre izquierda y catalanismo. P. ¿La inclusión de los líderes del PI en los proyectos de CiU o de Maragall supondría un obstáculo para eventuales acuerdos con ERC? R. Las opciones profesionales de cada uno en el futuro son libres; como partido de izquierdas defendemos el reparto del trabajo. Nos parece legítimo que cada uno busque trabajo donde pueda. Las opciones políticas han quedado legitimadas o deslegitimadas en las urnas, pero esto ya es el pasado.
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