Los Knicks logran su primera victoria en la final de la NBA ante los Spurs

Los Spurs de San Antonio pusieron ayer los pies en el suelo. Los Knicks de Nueva York les derrotaron ayer (89-81) en un abarrotado Madison Square Garden y sumaron así su primera victoria en el tercer partido del mejor a siete en la final de la NBA (2-1 para los Spurs). La victoria da una luz de esperanza a los Knicks, que hasta ahora se habían estrellado con las denominadas torres gemelas de los Spurs: los pívots Tim Duncan y David Robinson. Los Spurs hablaban hasta ahora sólo de récords: habían encadenado 12 victorias consecutivas en las semifinales y final de la NBA, superando las 11 que el Los Angeles Lakers de Magic Johnson sumó hace 10 años. "No jugamos bien. Perdimos muchos balones y tampoco estuvimos acertados en defensa", declaró Duncan, que no pudo repetir ayer el papel de héroe de los Spurs. Pero el pívot no calló: "Los árbitros nos señalaron faltas personales y violaciones de tres segundos que sólo vieron ellos. Nos rompieron por completo en los momentos decisivos". Su entrenador, Gregg Popovich, que recibió una falta técnica, se pronunció en el mismo sentido, aunque no eludió la autocrítica: "Perdimos 20 balones que nos costaron 18 puntos, además de que sólo encestamos 5 triples de 15 intentos".

Los Knicks quieren ahora jugar la baza del factor cancha. El cuarto partido se habrá disputado esta madrugada en Nueva York; y allí se celebrará el quinto, el sábado.