Desaire a la infanta Cristina
Los numerosos fallos de organización en el Mundial afectaron el martes durante la jornada de clausura a la infanta Cristina, al vicepresidente del Gobierno Francisco Álvarez Cascos y al embajador de España en Egipto, Alfonso Ortiz, que ocuparon un palco cercano al del presidente egipcio, Hosni Mubarak, protegido por una mampara de cristal. La llegada de un hijo de éste motivó que los organizadores pidiesen al embajador el desalojo inmediato. Ortiz se negó en redondo, según informaron a este diario varias personas del séquito de Cristina de Borbón. El embajador, al que no se pudo localizar ayer para ampliar los detalles, argumentó que el hijo del presidente no es tan importante en el protocolo como para justificar la petición. Finalmente, la Infanta optó por marcharse antes de la final, Suecia-Rusia, tras ver la lucha de la medalla de bronce entre España y Yugoslavia, que disputó su marido, Iñaki Urdangarín. Las medidas de seguridad eran extremas. El locutor de TVE Luis Miguel López llegó a la cabina de transmisión justo cuando empezaba la final tras múltiples peripecias y vigilado por un militar con la metralleta en ristre.
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