_
_
_
_
_
FÚTBOL Semifinales de la Copa del Rey

A beneficio de inventario

El Madrid gana por la mínina un partido deficiente frente a un aburridísimo Valencia

Santiago Segurola

El Madrid ganó un partido a beneficio de inventario. Sólo sirvió para atemperar la irritación de la hinchada, que acudió en mayor número del previsto y reaccionó con entusiasmo tras el primer gol. La gente es así de generosa. Basta un guiño para torcer la mala relación entre una afición desencantada y un equipo que ha desperdiciado todo su talento. El Valencia sólo actuó como invitado de piedra. Sólo dio señales de vida cuando entró Piojo López, cuya efervescencia contrastó con el desanimado partido de sus compañeros. Hubo propósito de enmienda en el Madrid, que salió bufando. Le sirvió para marcar un gol en el arranque del encuentro y para desactivar cualquier signo de protesta en la hinchada, que también pasó al ataque con el tanto de Morientes. Un gol a la antigua, con la incursión y desborde de Savio por la izquierda, el centro perfecto y el cabezazo de Morientes, cada vez más reconocible como excelente rematador. En el área se maneja como un manual. Su gol fue de delantero de toda la vida, pero se le ha visto marcar con delicadeza y sabiduría. No es poca cosa, porque habitualmente sucede lo contrario: a medida que los jugadores se acercan a la portería pierden la fe y la claridad. Por eso los goleadores son pocos y caros.

REAL MADRID 2

VALENCIA 1Real Madrid: Contreras; Karembeu, Tena, Rubio (Rojas, m. 37), Roberto Carlos; Jaime, Seedorf, Redondo, Guti (Ogjenovic, m. 55); Savio y Morientes (Mijatovic, m. 45). Valencia: Cañizares; Angloma, Roche (Soria, m. 87), Djukic, Carboni, Juanfran; Mendieta, Milla (Popescu, m. 68), Farinós; Angulo y Adrian Ilie (Claudio López, m. 65). Goles: 1-0. M. 7. Savio penetra por el extremo izquierdo y su centro lo cabecea con contundencia Morientes. 2-0. M. 53. Mijatovic, de penalti. 2-1. M. 85. Piojo López se marcha de Tena y dispara con su izquierda. Árbitro: Mejuto González. Amonestó a Djukic, Roche, Milla, Rubio, Juanfran y Jaime, Unos 25.000 espectadores en el Bernabéu. Partido de vuelta de las semifinales de la Copa del Rey (en la ida el Valencia ganó 6-0). Se clasifica el Valencia. Al término del partido algunos aficionados increparon a la directiva del Madrid, que tuvo que abandonar el estadio con protección.

Por un momento se estableció un ambiente belicoso. La súbita ventaja del Madrid provocó un acceso de entusiasmo en sus filas y en los aficionados. No era tanto por la posibilidad de buscar la eliminatoria como por dar un revolcón al Valencia, autor de una de las mayores humillaciones en la historia del Madrid. El equipo que pasó por Chamartín no podía humillar a nadie. El Valencia decepcionó por todos los conceptos, pero principalmente por la mediocridad de su juego. Venía con una ventaja tan enorme que se podía dar algún lujo. Ni por esas. Se metió en su campo y pasó por el partido como un equipo chiquito. Tampoco se defendió bien. El Madrid, que tampoco tiró cohetes, le hizo unas cuantas ocasiones, a beneficio de Cañizares, que se estiró con agilidad en un remate de Morientes y en un tiro libre de Mijatovic.

El partido le pasó factura al Madrid en el capítulo de lesionados. Morientes se torció el tobillo en un zurdazo estupendo, desviado por Cañizares. Una mala noticia para el duelo con el Deportivo en el último partido de Liga. También se lesionó Guti, pero su concurso frente al Deportivo parecía muy improbable. No parece uno de los favoritos de Toshack. Con varios suplentes y dos centrales casi juveniles, el Madrid se resignó a una victoria corta. Cualquier otro resultado se hacía imposible. El Madrid, ni estaba suficientemente enchufado ni jugaba bien. Todo lo hizo por actitud frente a un rival sin ella. Rubio, sustituido por lesión en el primer tiempo, y Tena, los dos novatos que completan la larguísima lista de centrales utilizados por el Madrid esta temporada, no pasaron dificultades hasta que entró Claudio López, que no tiene piedad con la defensa madridista. Es lo peor que se puede decir del Valencia. Todo su pensamiento estaba en el final del trámite. Pura desidia y pésimo juego, con la excepción de López, un balín en estado de gracia. Y en el otro lado hubo tiempo para medir a los suplentes. Ognjenovic sacó la mejor nota. Por lo menos hizo tres regates y alegró un partido cuya historia quedó escrita hace una semana en Mestalla.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_