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Blair propone alojar a las madres adolescentes en residencias especiales

La idea ya fue lanzada por los conservadores

Isabel Ferrer

Al Gobierno laborista de Tony Blair no le gusta el viejo adagio "Sexo no, por favor, somos británicos", que bromea con el pudor nacional. Enfrentado a la cifra más alta de Europa de gestaciones en la adolescencia -90.000 en 1997, de las que 8.000 corresponden a chicas menores de 16 años- ha decidido actualizar las costumbres. La educación sexual en la escuela primaria es animada ahora con un áspero lema: "Nadie se quedará embarazada por asistir a estas clases". Para las escolares que esperan ya un hijo tiene reservada una polémica sorpresa: en vez de recibir un piso de protección social, como hasta ahora, vivirán en una residencia de madres solteras. La medida, propuesta en su día por el anterior Gobierno conservador, puede enfrentar al Ejecutivo laborista con su propio partido. Blair la ha defendido con ardor porque cree que será la única forma de proteger la escolarización de las menores embarazadas. Aunque la enseñanza obligatoria llega hasta los 16 años, la mayoría de las jóvenes abandona los estudios o son expulsadas de sus centros docentes en cuanto desvelan su estado. "En una sociedad civilizada, los niños no deben tener niños", dijo ayer el líder laborista. En su opinión, reunir a las alumnas gestantes en residencias supervisadas por los servicios sociales les ayudará a educar mejor a sus hijos, seguir estudiando y buscar empleo.

De las escuelas dependerá también que las estudiantes regresen a las aulas 18 semanas después del parto. Los bebés de las menores de 16 años serán atendidos durante las clases en guarderías o bien por niñeras contratadas por las autoridades educativas. Según el Servicio de Exclusión Social, responsable del informe sobre embarazos adolescentes empleado por el Gobierno para elaborar estos planes, una madre-niña sin estudios ni trabajo "está desilusionada y descontenta y puede transmitir dichos sentimientos al pequeño".

Para Tessa Jowell, secretaria de Estado de Sanidad, romper el círculo vicioso depende de los padres. Jowell, en un comentario publicado por el diario The Independent, ha recordado los tabúes y malentendidos que plagaban los patios de recreo en su infancia. "Por entonces corrió la voz de que beber vinagre evita los embarazos. Parece mentira que la misma tontería haya sido preguntada hoy por una chica de 17 años en una revista para adolescentes", señala.

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