Los Knicks y los Spurs jugarán la final de la NBA
El equipo de Nueva York eliminó a los Pacers en el sexto partido
Los Knicks de Nueva York, que han vivido una temporada turbulenta, alcanzaron ayer un puesto en la final de la NBA, tras su victoria (90-82) en el sexto partido de su enfrentamiento con los Pacers de Indiana en la final de la Conferencia Este. El equipo neoyorquino disputará al título a los Spurs de San Antonio, que ganaron con facilidad la competición en la Conferencia Oeste. Como ha sido habitual en una temporada cargada de problemas, los Knicks tuvieron que sobreponerse a una situación límite para vencer a los Pacers. A la ausencia del pivote Pat Ewing, cuya lesión en el talón de Aquiles le impedirá jugar la final, el equipo tuvo que añadir la baja de Larry Johnson, el jugador más decisivo del equipo durante esta ronda. Johnson, que tenía un promedio de 18,6 puntos por encuentro en la serie frente a los Pacers, se lesionó en el segundo cuarto del partido. Los gritos de dolor del alero y su rápido traslado a un hospital se interpretaron como la certeza de una lesión grave de rodilla. Sin embargo, las radiografías no mostraron signo alguno de daño en sus ligamentos, y la presencia de Johnson frente a los Spurs se da por segura.
Sin dos de sus principales estrellas, los Knicks superaron las consecuencias de un desastroso primer cuarto de encuentro. Latrell Sprewell (20 puntos) y Marcus Camby (15 puntos y nueve rebotes) volvieron a ofrecer una magnífica prestación. Pero el hombre del partido fue el escolta Allan Houston, autor de 32 puntos y casi infalibre en el segundo tiempo, cuando el pesimismo comenzaba a apoderarse de los aficionados en el Madison Square Garden.
Houston, el hombre que eliminó a los Heat de Miami en la primera ronda con una canasta en el último segundo, anotó ocho de sus nueve tiros en el segundo periodo. Los Pacers no encontraron la forma de pararle. Houston fue el último héroe de un equipo que siempre ha encontrado a un mesías en los momentos difíciles. Sprewell, Larry Johnson, Marcus Camby y Allan Houston han sido los protagonistas, casi siempre por separado, de la hazaña de los Knicks, que terminó la temporada como el peor equipo entre los clasificados para las series finales. Pero el equipo ha emergido de sus sucesivas crisis para intentar hacerse con un título que se les resiste desde 1973.
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