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FÚTBOL 37ª jornada de liga

La noche feliz del Atlético

El equipo de Antic se impone con bastante facilidad al Madrid, metido en una crisis galopante

Santiago Segurola

El Atlético cumplió todos los objetivos frente a un patético Real Madrid: le venció, le marcó tres goles, salvó cualquier problema con la promoción, hizo feliz a su hinchada y pareció un equipo infinitamente mejor de lo que ha parecido hasta ahora. Muchos méritos fueron suyos. Pero el Madrid le ayudó convenientemente con otra actuación que obliga a pensar en una crisis de largo alcance. Puesto que el Atletico y el Madrid están presos de defectos demasiado visibles, la lógica demandaba un partido tirando a caótico, con algunas luces y muchas sombras, con los fallos defensivos de rigor en dos equipos sin ninguna firmeza para contener y con unos goles que se pudieron explicar desde los errores de los defensores y también desde la precisión de los rematadores. Un partido, en fin, más entretenido que bien jugado, quizá porque los protagonistas no están para grandes cosas.

ATLÉTICO DE MADRID 3

REAL MADRID 1Atlético: Molina; Serena, Geli, Torrisi, Toni; Aguilera, Bejbl (Juninho, m.78), Valerón (Solari, m.65), Lardín (Mena, m.71); Juninho; y José Mari. Real Madrid: Illgner; Jaime, Hierro (Guti, m.26), Iván Campo, Roberto Carlos; Karembeu, Seedorf (Savio, m.65), Sanchis, Raúl; Morientes y Mijatovic (Jarni, m.75). Goles: 1-0. M.8. José Mari recibe en la frontal, se da la vuelta y ajusta con la zurda al palo izquierdo de Illgner. 1-1. M.30. Raúl profundiza sobre Morientes, que supera a Molina por encima. 2-1. M.45. Lardín recoge un rechace, solo en el vértice izquierdo del área, y volea con la zurda a la red. 3-1. M.76. Juninho monta un contragolpe y, tras los toques de Solari y José Mari, también lo culmina, con un quiebro a Jarni en la frontal y un tiro raso. Árbitro: Bueno Grimal. Mostró tarjeta amarilla a Lardín, Jaime, Serena, Bejbl, Raúl, Sanchis, Toni y Molina. 45.000 espectadores en el Vicente Calderón. Con esta victoria, el Atlético se asegura la permanencia.

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A la cuenta del desorden se apuntó Toshack, que al día de hoy no sabe el equipo que quiere. Va de alineación en alineación, de dibujo en dibujo, de duda en duda. A falta de un partido para el final de la temporada, nadie puede conocer al equipo básico de Toshack. A su falta de un criterio reconocible, Toshack añade una querencia conservadora. Se le ve el plumero cada vez que tiene que elegir a los jugadores, especialmente en el medio campo, donde privilegia a supuestos especialistas defensivos. Sanchis comenzó el partido como medio centro, cuando su naturaleza es la de central. Y de los buenos. Otra tendencia nefasta de Toshack es señalar culpables después de las derrotas. Esta vez les tocó a Guti y Savio, relegados a la suplencia tras el fiasco de Mestalla. Pero el Madrid les necesita, o por lo menos el Madrid que quedó al borde del aplastamiento en los primeros minutos del partido. No podía hacer fútbol porque no disponía de unos centrocampistas competentes, y no podía defenderse porque no lo ha hecho a lo largo de la temporada. Sumados todos estos factores, Toshack parece empeñado en complicarse la vida y enviar mensajes dudosos a su equipo. Su papel cada vez resulta más cuestionable.

Antic hizo un equipo más natural, dentro de las limitaciones del Atlético, naturalmente. Lo de su línea defensiva parece irremediable. Todos son parches para intentar disimular la fragilidad de una defensa siempre bajo sospecha. Pero con todos sus problemas, el Atlético superó en todos los aspectos al Madrid. En el arranque del partido por el extraordinario juego de Valerón. De uno de sus pases nació el primer gol, perfectamente definido por José Mari, que controló, se giró y metió un zurdazo tremendo. Todo esto con la anuencia de Iván Campo y Hierro.

El Atlético le sacaba un mundo al Madrid en intensidad. Llegaba antes al área, remataba con más frecuencia, ganaba todos los balones divididos. Y Valerón marcaba diferencias. Al Madrid se le aclaró algo el panorama con la lesión de Hierro, no tanto por su ausencia como por la remodelación que significó su baja. Entró a jugar Guti, y jugó de veras a pesar de verse desplazado a la banda izquierda. En el efecto dominó, Seedorf multiplicó sus prestaciones. Llegó el empate y pareció que la cadencia del Madrid complicaría el partido al Atlético. Pero el tanto de Lardín ante la mirada apacible de Karembeu, dio un giro definitivo al encuentro.

Toda la segunda parte fue manejada por el Atlético. Con defensa y contragolpe. Y con el entusiasmado apoyo de su hinchada. El Madrid sacó a la superficie todos sus defectos. El desorden y la inconsistencia, los primeros. Cada uno de los contragolpes del Atlético producía graves daños, a pesar de la inclinación de Juninho por ofuscarse. Cuando no lo hizo, consiguió un gol formidable, con un quiebro delicioso a Jarni y el remate al rincón. Es lo que se esperaba de Juninho cuando le compraron. Enfrente, un Madrid espesísimo quedaba a expensas de la calidad de Guti y a un remate imponente de Roberto Carlos que fue descolgado con maestría por Molina. Lo demás no tenía sustancia. Fracasó Mijatovic, apenas apareció Raúl, Toshack se equivocó en el castigo a Seedorf. Otra vez el equipo confuso y frágil que se ha estrellado durante la temporada, un equipo capaz de dar al Atlético una victoria feliz, de las que llevan al olvido todos los desastres anteriores.

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