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CICLISMO Giro de Italia

Y por si fuera poco, el Mortirolo

Carlos Arribas

Cómo cambian los tiempos y las percepciones. Llega el Mortirolo. No hace una semana, antes de que comenzara la serie de repeticiones del show Pantani, los golosos contaban con los dedos: una, dos, tres, cuatro y el Mortirolo. Han pasado la Fauniera y el vuelo de Savoldelli; ha pasado Oropa y la remontada del Pantani metido a mecánico; han pasado el Manghen y el Alpe di Pampeago, con la cima del arte "pantaniano"; ha pasado Madonna di Campiglio y la facilidad de El Pirata. Al goloso le duele la tripa. Y llega el Mortirolo. Como si después de una comida de pasteles llegara de postre una tarta nupcial. Qué empacho.El monte imposible. La subida más dura del ciclismo actual (aunque todo el mundo dice que la Gamonal que debutará en la Vuelta es todavía más dura) llega con el Giro decidido. Jugando a favor del que va el primero. Precedido del Tonale y del Gavia (Cima Coppi, aún con resonancias míticas por la nevada del 5 de junio de 1988, pero ya un puerto domesticado: una capa de asfalto nueva cubre las zonas que aún en 1996 estaban sin asfaltar. Sin embargo, tremendo: 17 kilómetros al 7,8% de pendiente media, con puntos del 15%. Un puerto de 50 minutos de fatiga), llega el Mortirolo, el puerto inaugurado en 1991, en el Giro de Chioccioli, y pasado a la historia en 1994, cuando la pájara de Induráin en el Valico de Santa Cristina (de paso, también cuarto y último puerto en la etapa de hoy: una figura nada desdeñable de 14 kilómetros al 7,5%).

El Mortirolo, el puerto de la desmesura, el lugar en el que los ciclistas chocan con la física. Imposible hablar de tácticas o de ataques y defensas. Es el lugar en el que sólo las fuerzas y su dosificación cuentan. Cuatro números lo dicen todo. El Mortirolo no es muy largo comparado con otros gigantes, pero sus 12,6 kilómetros sirven para superar un desnivel de 1.300 metros, con lo que la pendiente media alcanza el tremendo 10,3%. Miedo. Pánico: el 18% del paso por San Matè (kilómetro tres de subida) y por Piaz (kilómetro ocho).

Para qué tanto. Los ciclistas están cansados. Muchos puertos en las piernas y encima esto. Un error de cálculo: el Mortirolo sólo ha sido hermoso cuando Induráin en 1994 sobrepasó sus límites, hizo lo imposible y acabó cayendo, y en 1996, cuando Olano chocó contra la cuadrilla de escaladores (Tonkov, Gotti, Zaina, Ugrumov) agrupados.

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Sobre la firma

Carlos Arribas
Periodista de EL PAÍS desde 1990. Cubre regularmente los Juegos Olímpicos, las principales competiciones de ciclismo y atletismo y las noticias de dopaje.

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