La pérdida del paraíso
Los 31 municipios que conforma la comarca del Aljarafe (Sevilla) tienen una característica común: han doblado su población en menos de diez años, y unos de ellos, Mairena del Aljarafe, tiene la peculiaridad de ser el término municipal cuyo incremento de habitantes ha sido el mayor de toda Europa: de 6.000 a 36.000 habitantes de hecho. Este crecimiento, con su vertiente urbanística paralela, está conformando una macrociudad, en los que era antes un paraíso urbanístico. Aunque, consecuencia de este desarrollo, es la zona donde más ha bajado el desempleo de la provincia de Sevilla. El precio del suelo sensiblemente más barato que en la capital de Andalucía, una climatología benigna, una zona con un alto valor paisajístico y ecológico, la falta de control del ordenamiento territorial por parte de la Junta de Andalucía y unos ayuntamientos, considerados las hermanitas pobres de la administración, que tienen que basar su financiación a partir de las licencias de obras, y van cada uno a lo suyo -como ejemplo no hay transporte coordinado entre los pueblos-. Todos estos factores son consecuencia de un crecimiento descomunal que ha provocado la ira de los ecologistas, la conurbación de pueblos y un caos viario de complicada solución. Todavía no se ha llevado a cabo desde la Consejería de Obras Públicas y Transportes el Plan de Aglomeración Urbana de Sevilla (tan sólo se han diagnosticado los problemas y se han propuesto una serie de actuaciones y objetivos). Esta es una de las principales críticas de los ecologistas organizados alrededor de la Plataforma Ecológica Por el Aljarafe (Pepa) y la ONG Ecologistas en Acción. Los miembros de la Pepa denuncian que la ordenación del territorio esta siendo diseñada por las empresas inmobiliarias con el visto bueno de los ayuntamientos, mientras la Junta es "incapaz de elaborar una normativa vinculante a todas las administraciones". Hasta que la Junta se decida a actuar, los ayuntamientos continúan con el desarrollo de su política urbanística: los municipios de Camas, Coria, Espartinas, Palomares del Rio, La Rinconada y Umbrete estan en proceso de aprobación provisional o inicial del Plan General de Ordenación Urbana. Mairena del Aljarafe, Puebla del Río, San Juan de Aznalfarache y Tomares están en la redacción del avance y en Bollullos, Olivares y Bormujos se han aprobado varias normas subsidiarias. La candidata del PP a Mairena, Carmen Díaz, propone un control del crecimiento urbanístico basado en al calidad de vida. Por otro lado, la candidata socialista al Ayuntamiento de Tomares, Antonia Hierro, ha propuesto la ubicación de un gran parque metropolitano en este término municipal, que serviría como pulmón de la zona. Mención aparte merece Castilleja de Guzmán (1.200 habitantes), cuyo Ayuntamiento fue desprovisto de las competencias urbanísticas por parte de la Junta. El Grupo Independiente, que gobierna este consistorio, ha propuesto una norma subsidiaria que representa la urbanización del 85% del término municipal. Más de 300 vecinos han firmado un escrito en contra de la aprobación de la norma que multiplicaría por nueve la actual población del pueblo. Mancomunidad Frente a estos reinos de taifa la Mancomunidad de Municipios del Aljarafe por fin ha empezado a funcionar. Anteriormente sólo se encargaba de la gestión del agua (ahora lo gestiona la empresa Aljarafesa). A partir de 1996 toma las riendas de la promoción económica y mediante fondos europeos financia el crecimiento económico de la zona. El director técnico de la Mancomunidad, Tomás Botín, insiste en la necesidad de conseguir más suelo industrial, "ya que queda poco y el que hay es caro", para seguir manteniendo un nivel de desarrollo aceptable. Botín señala la debilidad que supone la alta dependencia del sector servicios en la zona, y apunta al sector agroalimentario como revitalizador de la economía aljarafeña. También destaca el desarrollo de empresas relacionadas con el ocio, la cultura y la naturaleza: cinco municipios se encuentran en el entorno de Doñana. También se pretende potenciar la riqueza del Rocío -tres cuartas partes del camino transcurren en la comarca del Aljarafe- con la puesta en marcha de una ruta turística durante todo el año, y la recuperación de las haciendas de olivar como negocio de hostelería. Crecimiento y calidad de vida se enfrentan en estos pueblos, que sufren la despersonalización por parte de unos ciudadanos que van sólo a dormir. De los ayuntamientos depende la integración de sus habitantes para diseñar pequeñas ciudades con idiosincrasia propia o conformar el cinturón metropolitano de Sevilla.
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