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FÓRMULA 1 Gran Premio de España

McLaren y Hakkinen someten a Ferrari y Schumacher

No hubo duelo. No hubo emoción. Los McLaren se impusieron con claridad a los Ferrari en el Gran Premio de España de fórmula 1. Mika Hakkinen y David Coulthard lograron el doblete, y Michael Schumacher, tercero, acabó bajando de su bólido rojo para mirar con envidia las flechas plateadas de sus rivales. Ayer no tuvo nada que hacer frente a ellos, y ahora su ventaja en el Mundial sobre Hakkinen se reduce a seis puntos.El piloto finlandés, actual campeón del mundo, cimentó su segunda victoria de la temporada -11ª de su historial- en una salida impecable. Era algo que había ensayado a conciencia en los últimos entrenamientos privados. Su compañero Coulthard y el canadiense Jacques Villeneuve (BAR) se convirtieron en aliados de valor. Entre los dos frenaron a Schumacher en el arranque.

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Tras la segunda vuelta, la estrella de Ferrari estaba ya a cuatro segundos de Hakkinen. Después de cinco giros, viajaba a nueve segundos, y antes del primer repostaje la diferencia subía hasta 28 segundos. Allí se acabó la carrera, porque después el líder se dedicó a administrar la ventaja, apoyado esta vez en un coche fiable y consistente.

Schumacher reaccionó después de parar a poner gasolina y cambiar los neumáticos. En boxes, durante el repostaje, logró adelantar a Villeneuve y después marcó incluso la mejor vuelta del día -1m 24,982s, por 1m 25,209s del vencedor-, pero a lo más que llegó fue a acercarse a Coulthard. Sin embargo, nunca le tuvo a tiro, y después de las 65 vueltas del recorrido (307 kilómetros) acabó a 4 segundos del escocés y a 10 de Hakkinen.

"En la segunda parte de la carrera aflojé el ritmo a propósito", explicó el finlandés, que repitió su éxito del año pasado. "Todo estaba bajo control", añadió. Su equipo también dio la talla y los dos repostajes planificados no causaron conflictos.

En Ferrari también se vivió un gran premio dentro de la normalidad, aunque los mecánicos de Schumacher se dejaron la tapa del depósito de combustible abierta tras el segundo repostaje. "Hemos hecho todo lo posible y ya sabíamos que éste sería un circuito difícil", dijo el hombre más aclamado por el público -había 81.000 espectadores, según la organización-, que subió al podio por cuarta vez consecutiva este año, sobre cinco carreras. Montmeló, sin embargo, restableció la jerarquía después de los dos tropiezos de los McLaren-Mercedes en Imola y Mónaco. La escudería anglogermana mostró su anunciada hegemonía -Hakkinen consiguió una velocidad punta de 320 kilómetros por hora por 307 de Schumacher-, y los Ferrari se situaron claramente por detrás, aunque la cuarta posición del segundo coche rojo, el del irlandés Eddie Irvine, evidenció la superioridad de las dos escuderías que mandan en la F-1 actual.

Más atrás, el resto del pelotón peleó por las migajas que significan los puntos. Acabaron la carrera 13 de los 22 coches, y esta vez sumaron Ralf Schumacher (Williams), quinto, y Jarno Trulli (Prost), sexto.

Curiosamente, el protagonista del único adelantamiento del gran premio, el ex campeón Damon Hill (Jordan), se quedó sin premio. La próxima carrera se disputará en Canadá el 13 de junio.

Jornada agridulce para los pilotos españoles

Ni Pedro Martínez de la Rosa (Arrows) ni Marc Gené (Minardi) olvidarán su estreno como locales en un gran premio de F-1. El primero, según sus propias palabras, realizó su mejor carrera desde que está en la máxima categoría del automovilismo y se clasificó 11º. El segundo, por el contrario, vivió su peor día en la élite, y quedó eliminado sobre la parrilla de salida, sin llegar a cubrir ni un solo metro.Cuando la megafonía anunció sus nombres, los aficionados de la tribuna principal, frente a la parrilla, no les hicieron ni caso. La mayoría de los que habían pagado 40.000 pesetas por uno de los asientos preferentes venía del extranjero. Sin embargo, fue gracias a De la Rosa y Gené que el Circuit de Catalunya registró su mejor entrada para una carrera de coches: 81.000 espectadores, entre ellos el Rey y numerosas autoridades.

Don Juan Carlos aprovechó su estancia en Montmeló para apoyar a los dos pilotos que permitieron que hubiera representación española 10 años después de la última. Además, el Monarca hizo realidad el sueño de muchas personas: subirse en un coche de F-1, en este caso el McLaren biplaza conducido por el británico Martin Brundle.

En sus tres vueltas por la pista alcanzando los 280 kilómetros por hora, el Rey no debió de tener tiempo para ver las numerosas pancartas de ánimo que, por primera vez, llevaban el nombre de Martínez de la Rosa y Gené. Para devolver ese apoyo, los dos pilotos españoles querían hacerlo muy bien en casa. Sólo Pedro lo consiguió. El piloto barcelonés siguió penalizado por un coche muy discreto, pero le sacó casi una vuelta a su compañero japonés Tora Takagi. "Estoy muy satisfecho. Este dato es muy significativo en la F-1", destacó.

Martínez de la Rosa fue de los pocos que apostó por una estrategia con tres repostajes, y así pudo estar en algunos momentos cerca de los Benetton. Sin embargo, al final quedó descolgado, sólo superó en la clasificación a su compañero y acabó 12º. La posterior descalificación del brasileño Rubens Barrichello (Stewart) por una irregularidad en su coche le hizo ganar una posición en la clasificación. En cualquier caso, su equipo necesita imperiosamente tener disponible el nuevo motor para ser más competitivo.

Gené tardó muy poco en convertirse en la cruz de la jornada. Cuando el semáforo se tornó verde, su Minardi se negó a avanzar. Primero pareció que era por culpa de alguna avería en el cambio de marchas, aunque después, tras momentos de controversia y polémica, el equipo anunció que el problema se debió a un error del piloto. Al parecer, Gené puso la primera marcha cuando el motor estaba a 9.000 revoluciones por minuto, cuando debería haberlo hecho a 6.000. "Estoy muy decepcionado porque tenía mucha ilusión en este gran premio", dijo el piloto de Sabadell.

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