NÁPOLES, APERTURA Y MOVIDA
Nápoles, la fascinante capital del Mezzogiorno italiano, vuelve a proponerse como ciudad abierta y europea tras años de imparable decadencia, a los que puso fin la cumbre del G-7 de 1997. Su alcalde, Antonio Bassolino, ha preferido hacer doblete al aceptar en octubre pasado la cartera de Trabajo en el Gobierno de Massimo d"Alema antes que abandonar el sillón municipal en un momento crucial para la capital más española de Italia. La idea del sindaco más atareado de Europa es reconquistar el terreno perdido en los largos años de incuria, con un nuevo lanzamiento de las bellezas naturales de la capital y la provincia. Mientras continúan las obras del metro a marchas forzadas, se restauran palacios y se inauguran exposiciones sobre el augusto pasado de la ciudad, los napolitanos han hecho suya la movida madrileña, que se traduce, entre otras cosas, en impresionantes atascos de tráfico nocturnos los fines de semana por la Via Partenope, que accede a la hermosa bahía de la ciudad. La Administración provincial se ha decidido a racionalizar los muchos recursos de la zona para detectar mejor los puntos fuertes y los débiles, lanzándose a una campaña de desarrollo turístico (financiada con dinero alemán y español) que incluye la recuperación de lugares como Baia, con su imponente castillo aragonés reconvertido en un museo arqueológico, o Cuma, donde dice la leyenda que Eneas consultó a la Sibila. La vocación europea de Nápoles (capital y provincia) se expresa además en iniciativas como el Premio Nápoles, que otorga anualmente la fundación del mismo nombre, en colaboración con el Parlamento Europeo, que todos los años concede, entre otros, un galardón al periodista europeo que mejor haya reflejado el espíritu que anima a la Unión Europea en las páginas de un diario de la comunidad.-
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