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Abre en Barcelona una comunidad terapéutica para enfermos mentales

Los grandes hospitales psiquiátricos, donde la masificación dificulta una atención individualizada, no son los lugares más indicados para las personas con trastornos mentales que han superado la fase aguda de la enfermedad y que están en disposición de reintegrarse a la sociedad. Para este tipo de enfermos se ha abierto en Barcelona la Comunidad Terapéutica Clínica Llúria, un centro residencial donde se combina tratamiento psiquiátrico con programas de rehabilitación y reinserción social.

Aunque la inauguración oficial tendrá lugar mañana, la nueva instalación funciona desde el pasado mes de agosto y su capacidad, de 40 plazas, se ha visto desbordada ante el alud de peticiones de ingreso. Para atender a los enfermos mentales que en la ciudad de Barcelona se encuentran en la fase subaguda de su enfermedad y en disposición de reintegrarse a la sociedad deberían existir cuatro centros como la Comunidad Terapéutica Clínica Llúria, según destacó el director médico del centro, Josep Fàbregas. Sin embargo, éste es el único centro de estas características que existe en la ciudad y en toda Cataluña. El nuevo equipamiento, que tiene sus servicios concertados con el Servicio Catalán de la Salud, está ubicado en el centro de Barcelona, lo que, según Fàbregas, facilita la inserción social del enfermo y el contacto con los familiares. Además de la asistencia psicofarmacológica y de orientación de la familia, en la Comunidad Terapéutica se da especial relevancia a las relaciones interpersonales establecidas en colectividad. En este sentido, se programan actividades creativas, formativas y lúdicas que fomentan en el paciente actitudes de integración psicosocial. Josep Fàbregas, fundador del Centro Psicoterapia Barcelona-Servicios Salud Mental (CPB-SSM), que gestiona cinco equipamientos para enfermos mentales, asegura que un 30% de los pacientes que han estado ingresados en la Comunidad Terapéutica han logrado reintegrarse totalmente a su medio social, aunque siguen un control médico periódico. Otro 30% ha conseguido rehabilitarse, pero necesita el apoyo de profesionales en centros de día; un porcentaje similar ha mejorado sustancialmente su estado.

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