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El Supremo critica que una violación quede impune porque los policías se encubren

La sala de lo penal del Tribunal Supremo critica severamente en una sentencia que la violación de la que fue víctima una inmigrante brasileña durante su detención en una comisaría del Cuerpo Nacional de Policía en Bilbao quede impune porque los agentes que estaban en el centro se encubren. Además de reprochar a los testigos que mintieran y ocultaran la verdad, el tribunal pide a la Audiencia de Vizcaya que reclame de los órganos superiores de la Policía que investigue "tales conductas" en el campo disciplinario para que esos agentes no sigan en sus puestos.El Supremo dice que ha de evitarse que "en un Estado democrático de Derecho unos funcionarios policiales, que por mor de trasnochadas ideas corporativas o falso compañerismo, encubran un gravísimo delito de violación acreditado y constatado, permanezcan en tal cometido y funciones que exigen la protección de todas las personas, extranjeros inclusive", y oculten "a la justicia cuanto conozcan".

No obstante, el tribunal rechaza el recurso de la víctima contra la absolución del policía Valentín G.G., acusado de ser autor del delito, y de sus compañeros José Luis F.R. y Arturo S.P., juzgados como cómplices. En su sentencia de 1998, la Audiencia Provincial de Vizcaya consideró probado que el 29 de agosto de 1995 funcionarios de la Brigada de Extranjería del Cuerpo Nacional de Policía llevaron a cabo un control en dos clubes de alterne de Barakaldo, en los que detuvieron a varias mujeres que supuestamente se dedicaban a la prostitución.

En los calabozos

Entre ellas se encontraba Rita M.R., de la que no ha quedado acreditado que se dedicase a la prostitución. Rita fue trasladada a la Jefatura Superior de Bilbao, donde se iniciaron los trámites para su expulsión, y después fue trasladada al hospital de Basurto. A la vuelta del hospital, cerca de las seis de la mañana, un policía uniformado se introdujo en los calabozos y la violó tras decirle que "a las prostitutas lo que les gusta es follar".

La Audiencia de Vizcaya consideró en la sentencia que no había quedado acreditado que el acusado fuera el autor de la violación. Durante los hechos estaban encargados de la guardia de calabozos dos policías -también juzgados y absueltos- y, según la sentencia, el lugar en que dicha guardia se desarrollaba impedía que ninguna persona pudiera pasar a los calabozos sin que ellos lo vieran. Sin embargo, tampoco quedó acreditado que estos agentes conocieran que dicha agresión se estuviera produciendo. El Supremo confirma la absolución de los tres policías porque los hechos declarados probados por la Audiencia de Vizcaya son "inatacables".

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