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CICLISMO Giro de Italia

El Pirata se va por primera vez

Pantani se coloca líder tras ganar en la cima del Gran Sasso, por delante de Jiménez y Zülle

Carlos Arribas

José María Jiménez creía, claro que creía. Cómo no iba a tener fe El Chava en cruzar la meta con los brazos en alto, en precario equilibrio, aunque luego, sobrado, dijera que el puerto no es que fuera muy duro y que atacó a falta de tres kilómetros más que nada para hacer una prueba. Claro que para sobrado Marco Pantani. Dijo lo mismo que Jiménez, que había saltado para probarse y para probar a sus rivales, pero, claro, El Pirata es El Pirata, que no quería ni ganar ni vestir de nuevo, un año después, la "maglia" rosa del líder del Giro.Los dos, claro, mentían, o por lo menos exageraban: Jiménez rabiaba por no haber ganado; Pantani se daba besos por haberlo conseguido. Pantani, el mejor de su tiempo, ganando sin querer. Jiménez camino de dejar de ser simplemente un escalador. Los dos, el primero y el segundo, de la etapa y también de la general, fueron el magnífico fruto de una jornada criminal e ímproba. Fueron la espléndida cosecha, pero no la única, de la primera etapa de verdad dura del Giro que tan tranquilo iba: más de 250 kilómetros, más de siete horas corridas empapados los corredores en agua helada, culminados a más de 2.000 metros de altura, a tres grados de temperatura. Un día que también vio, por orden de llegada en la meta, la resurrección de Alex Zülle, la decepción de Ivan Gotti , la aparición por la cabeza de la habitual tribu de menudos escaladores (Noé, Clavero, Piepoli), el hundimiento de Laurent Jalabert, un minuto en tres kilómetros, un liderato que vuela de manera inesperada; la decepción de Heras, rey de la mala fortuna (pinchazo a tres kilómetros, justo cuando Jiménez encendía la mecha de la batalla); los límites de Santi Blanco...

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Sólo faltó rematar

José María Jiménez había echado unas cuentas. Comenzaban con reconocer la superioridad de Pantani, seguían con la condición de que ni a El Pirata ni a su banda le interesaban dar un golpe de mano tan recién comenzado el Giro, con lo que cansa manejar el liderato día tras día, con lo listo que es su equipo a la hora de sacar el máximo rendimiento del mínimo esfuerzo; terminaban con la propia confianza de Jiménez en sus fuerzas y en su calidad, y en otra premisa: Pantani no le considera un rival para la victoria sino un amigo para embellecer el podio. Por eso Jiménez se fue con ganas y decisión cuando el Gran Sasso, una longitud interminable y tendida de 31 kilómetros, se hizo rampas como muros. Ganó unos metros, pero las cuentas se torcieron: Camenzind, culo de mal asiento, decidió que debía honrar su jersey arcoiris y se fue a cazar a El Chava. Su movimiento desencadenó la sucesión de momentos decisivos: Pantani vio flaquear a Jalabert, decidió quitarse de encima a tan molesto enemigo y se fue tras Camenzind, y Gotti, que sueña con el papel de anti- Pirata, se sumó a la comitiva. Cazaron a El Chava, se fueron. Todos tras Pantani. El Pirata forzó la marcha y se quedó solo. Jiménez, entonces, estuvo a la altura: "Mecachis... si me dejan un par de metros más, no me cogen".

Poco después de la salida los corredores del Mapei (los únicos que han aceptado pasar todo tipo de controles) fueron insultados por el resto del pelotón. El más implicado fue el campeón de Italia, Andrea Tafi, que estuvo a punto de abandonar.

La etapa de hoy es sobre 32 kilómetros y sólo tiene una dificultad en el kilómetro 15. Es un recorrido tipico para especialistas.

Horarios de salida hoy: Pantani, 16.18. Jiménez, 16.16. Jalabert, 16.10. Clavero, 16.06. Gonchard, 15.54. Zülle, 15.50. Blanco, 15.44. Heras, 15.18.

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Sobre la firma

Carlos Arribas
Periodista de EL PAÍS desde 1990. Cubre regularmente los Juegos Olímpicos, las principales competiciones de ciclismo y atletismo y las noticias de dopaje.

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