Al alcalde
Señor alcalde, a París se le denomina la Ciudad de la Luz; a Madrid habría que denominarla la Ciudad de las Obras. Es totalmente deprimente que una ciudad tan bella como ésta, desde su toma de posesión de la alcaldía de Madrid, sea una obra constante y total.Entiendo que las ciudades, como todas las cosas, necesiten reparaciones y remodelaciones, pero, señor mío, con cierta lógica, no teniendo levantado Madrid de este a oeste y de norte a sur durante años y con el agravante de que reparaciones muy necesarias para mejorar la habitabilidad de la ciudad, cosa de la que usted alardea continuamente de querer llevar a efecto, y quizá menos costosas, no se llevan a efecto, tal vez porque no se encuentran localizadas en calles de interés turístico o muy a la vista, o quién sabe por qué otro interés.
El caso es hacer grandes obras, fuentes, monumentos y el consabido asfaltado preelectoral, olvidando lo realmente necesario.
Le ruego se pasee, a pie y mirando al suelo, para evitar un tropiezo, por la ronda de Atocha, calle de Argumosa, calle de Caravaca, etcétera, y tantas otras de la ciudad y piense si hay derecho al estado en que se encuentran sus aceras.
Señor alcalde, arreglando estas cosas también se consiguen votos, al tiempo que se reducen gastos a la Seguridad Social por atención a caídas evitables y se mejora la calidad de vida de los ciudadanos. Merece la pena, ¿no?
Piense en la cantidad de invidentes y otro tipo de minusválidos que le estarían agradecidos y que también pagan sus impuestos y, por tanto, su sueldo. ¡Gracias! Soy madrileña por los cuatro costados y, aunque actualmente no resida en Madrid, lo visito muy a menudo y me desespero viendo los estragos que se están cometiendo en nombre de un malentendido progreso.- Rual.
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