Amenaza de boicoteo

La voz de Marco Pantani sonó suave y clara: "Si quieren someternos a más controles que no sean los de la UCI (Unión Ciclista Internacional) nos vamos a casa". A su lado, Gian Luigi Stanga, que había hablado en nombre de los equipos italianos; detrás, los mejores ciclistas de este Giro: Ivan Gotti, Laurent Jalabert, Mario Cipollini y el campeón del mundo Oscar Camenzind. Ambiente cargado; miradas airadas. Recuerdos de las movilizaciones del Tour de 1998. El mismo motivo: los corredores se sienten maltratados e indefensos ante todos los poderes; el mismo asunto: el dopaje; detonante: la visita de cuatro inspectores del CONI (Comité Olímpico Italiano) para efectuar controles de sangre y orina a los ciclistas italianos de los equipos Vini Caldirola, Mobilvetta y Ballan dentro de la campaña "Io non rischio la salute", a la que se habían adherido voluntariamente los corredores. A la amenaza, el CONI respondió con rapidez y firmeza: "Haremos cuantos análisis consideremos necesarios".La noche anterior, la del jueves, fue de conferencias telefónicas. Directores y corredores italianos comenzaron a movilizarse coincidiendo con la llegada nocturna de los agentes del CONI. Por la mañana, todos juntos, hicieron causa común. Los extranjeros, Jalabert y Camenzind, solidarios con sus compañeros italianos. "Es increíble", dicen los directores. "Hace seis días, todos los corredores pasaron un análisis de sangre ordenado por la UCI. Cuatro veces al año, exámenes completos, también por orden de la UCI. Cualquier día, nuevos análisis de hematocrito por parte de la UCI. Todos los días, los tradicionales análisis antidopaje de orina. Item más: en Italia, los controles mensuales de la federación y los que dispone la ley de 1991. Y ahora esto". Esto fue a las nueve de la mañana: tomas de sangre y orina. Irregulares, según los médicos de los equipos afectados. "No me quejo de que se hagan controles", dice Daniele Tarsi, médico del Ballan, "sino de la forma. Se han hecho sin apenas medidas de higiene; los frascos de la orina y la sangre no estaban sellados, por lo que no tenemos garantías de que no sean manipulados. La sangre no iba en nevera, por lo que, con el calor que hace, se puede evaporar el plasma y dar unos valores de hematocrito disparatados".

La etapa de ayer

La carrera, azotada por el viento y por el miedo al día siguiente, tuvo un desarrollo lento. A 38 por hora hicieron los ciclistas los 157 kilómetros llanos entre Foggia y Lanciano. Sprint y victoria de Jeroen Blijlevens (TVM). Segundo triunfo parcial del holandés, que vistió la "maglia" rosa tras la tercera etapa. A este ritmo se ha llegado al segundo día duro, a la primera llegada en alto verdadera: el Gran Sasso de Italia.