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Reportaje:

Alzira, la gran apuesta sanitaria del PP

Una de las obsesiones de Farnós, que siempre apostó por aplicar a la Sanidad los criterios de "eficacia" de la empresa privada, fue acabar con un modelo de gestión que consideraba "agotado". Si durante el mandato socialista la sanidad pública fue "un sector burocratizado, funcionarizado, sindicalizado y caro", el PP se había propuesto abrir la puerta a una sanidad "competitiva". La prueba de que el hospital de Alzira sería sinónimo de calidad es que cada día iba a tener que "ganarse a la clientela". Había varias premisas de partida, además de la apuesta por el confort, traducida en habitaciones individuales: el médico que más opere ganará más dinero y deberá alentar al enfermo con "palmaditas en la espalda"; ya que los pacientes, según Farnós, prefieren ser atendidos en centros "donde la recepcionista les sonría al ingresar". La concesión administrativa fue la fórmula de gestión escogida por el Consell, por un periodo mínimo de diez años. Una Unión Temporal de Empresas (UTE) capitaneada por Adeslas se encargaría de la construcción y gestión del hospital, en la comarca de La Ribera, para atender a 230.000 habitantes. El hospital, que cuenta con 225 camas, 40 consultorios, 10 quirófanos, dos paritorios y 20 boxes de urgencia, está dotado de los mejores avances tecnológicos (incluida la Resonancia Magnética, de la que carecen los centros públicos). Los gestores del centro prevén realizar 13.200 intervenciones al año (La Fe realizó 15.700 en 1997 con cerca de 30 quirófanos y 1.800 camas). Sindicatos y oposición consideran que este modelo de hospital es "el mayor atentado contra la sanidad pública que se produce en España" y "un claro negocio para la empresa privada" (la UTE recibe al año 34.000 pesetas por paciente; más de 7.800 millones). Desde la presentación de la maqueta del centro bajo un estruendoso abucheo, hasta su inauguración oficial con la bendición del arzobispo de Valencia, han transcurrido algo más de dos años de contínua polémica, avivada recientemente tras el anuncio de que los médicos de Alzira ajenos al sistema podrán utilizar recetas oficiales. El PSPV espera que el centro se integre en la red pública lo antes posible. Aunque, según los cálculos del PP, no será antes del año 2009.

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