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El jurado absuelve a un acusado de homicidio en el tercer juicio del caso

Boujamaa Bouraada, de 41 años, escuchó ayer en la Audiencia de Girona el veredicto de un jurado que lo juzgaba por tercera vez acusado de un mismo delito, el homicidio de su compañero de piso, ocurrido el 9 de mayo de 1996 en Sant Feliu de Guíxols (Baix Empordà). El tribunal popular coincidió ayer en su principal argumento con el que contenía una de las sentencias anuladas y consideró que el acusado actuó en legítima defensa. En consecuencia, le declaró inocente por siete votos contra dos.

El caso de este súbdito marroquí, juzgado en tres ocasiones por los mismos hechos, es el ejemplo más ilustrativo de los problemas que puede comportar la Ley del Jurado si el magistrado que preside el juicio no la aplica con la escrupulosidad que debe y permite que el veredicto del jurado incurra en contradicciones o no motive su decisión, dos argumentos que luego pueden servir para que prospere el recurso de la acusación o la defensa. En el primer juicio, un jurado popular consideró culpable a Bouraada y el presidente del tribunal le impuso 12 años de cárcel por un delito de homicidio. Por el contrario, en el segundo caso, otro jurado lo declaró "no culpable" al considerar que había actuado en defensa propia. En consecuencia, el magistrado dictó una sentencia absolutoria. Ambas sentencias fueron anuladas después al prosperar el recurso que presentaron las partes. El Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC) ordenó la repetición del primer juicio porque consideró que el objeto del veredicto -las preguntas del juez que tienen que responder los miembros del jurado- contenía contradicciones flagrantes. Jesús Fuertes Bertolín, el magistrado que presidió el juicio, llegó a ser sancionado por el Consejo General del Poder Judicial por su deficiente actuación. Falta de argumentos La fiscalía recurrió contra la absolución del segundo juicio al entender que faltaba argumentación a los motivos de la conducta del acusado. Tanto el TSJC, primero, como el Tribunal Supremo, después, dieron la razón a la fiscalía y llevaron a Boujamaa Bouraada a sentarse en el banquillo de los acusados por tercera vez. El veredicto emitido ayer por el tribunal popular tampoco estuvo exento de incidencias. Cuando después de seis horas de deliberación el jurado entregó al magistrado Fernando Lacaba su escrito con las respuestas, éste les devolvió el acta y les instó a que argumentaran su veredicto con mayor firmeza. El juez asegura que con esta decisión pretendía que el veredicto no tuviera ningún resquicio que pudiera dar lugar a una cuarta nulidad. El jurado ha considerado que el acusado, envuelto en una riña, no tenía intención de matar, pidió a los vecinos que llamaran a la policía y jamás negó lo ocurrido. Joaquim Frigola, abogado de Bouraada, considera que la repetición de juicios ha lesionado gravemente los derechos de su cliente y ayer confiaba en que el fiscal, por "dignidad y humanidad", no recurra otra vez contra la sentencia.

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