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Convergència i Unió ve las municipales como unas primarias de las elecciones autonómicas

El resultado que Convergència i Unió obtenga en las elecciones municipales y europeas, especialmente en la ciudad de Barcelona, será decisivo para revalidar la victoria de la coalición nacionalista en Cataluña. Por este motivo, CiU tiene que alcanzar por primera vez la alcaldía del Ayuntamiento de Barcelona, según coincidieron en señalar los líderes de la coalición que ayer participaron en el primer acto multitudinario de la precampaña, celebrado en el barrio de Poblenou con toda la candidatura al completo. Jordi Pujol acusó al consistorio de deslealtad hacia la Generalitat.

"El 13 de junio empieza un bloque de consultas electorales y conviene que el resultado [en Barcelona] sea bueno", declaró Pere Esteve, secretario general de Convergència Democràtica y cabeza de lista para las elecciones europeas, que reclamó de la gente que emita un mismo voto en las urnas de las municipales y en las del Parlamento Europeo. Josep Antoni Duran Lleida, líder de Unió Democràtica, declaró al hilo de esta idea: "El resultado es muy importante porque hay que enmarcarlo en el contexto de que Barcelona es la capital de Cataluña". Jordi Pujol acabó de rematarla: "Barcelona desempeña un papel principal en nuestro proyecto de país". A pesar de que la coalición siempre se ha esforzado en diferenciar el marco político y geográfico de cada contienda electoral, ayer los tres dirigentes de CiU no tuvieron ningún reparo en confesar que las municipales se contemplan como unas primarias de las autonómicas. Incluso Duran Lleida confesó que las propuestas de mayor poder competencial para Cataluña y un mejor trato fiscal será imposible reivindicarlas si Barcelona continúa gobernada por el Partit dels Socialistes. "Hay que reforzar la unidad institucional de nuestro pueblo", sentenció el líder democristiano. Los principales dirigentes de la coalición y cuatro consejeros de la Generalitat se encargaron ayer de arropar a la candidatura de CiU al Ayuntamiento de Barcelona, que por primera vez participaba en pleno en un acto multitudinario. Más de 500 personas logró congregar el cabeza de lista, Joaquim Molins, en el casino de la Alianza de Poblenou, lleno al completo. Poco entusiasmo consiguieron despertar los oradores a pesar de los discursos y de la efectista puesta en escena. Los 27 candidatos, entre ellos Oriol Puig Ferrusola, se sentaron en unas gradas al fondo del escenario. El único participante que fue interrumpido por los aplausos del público fue Joaquim Molins, en dos ocasiones. La primera cuando manifestó: "Lo tenemos difícil, pero ganaremos". La segunda cuando ironizó sobre la dimisión de José Borrell como candidato a la presidencia del Gobierno. "Un recuerdo para él", dijo Molins, con una mueca en la comisura de los labios y haciendo una media reverencia. Actitud desleal Barcelona no ha de ser una isla en medio de Cataluña, sino que ha de formar parte del proyecto nacional de CiU. Y en muchas ocasiones, el Ayuntamiento socialista se ha enfrentado abiertamente con la Generalitat. Jordi Pujol fue muy duro con el consistorio barcelonés, al que acusó de desleal por haber "difuminado, enmascarado, ignorado y presentado negativamente" toda colaboración del Gobierno autónomo con la ciudad, "desde los Juegos Olímpicos hasta la Carta Municipal". Joaquim Molins culpó al actual alcalde de Barcelona, Joan Clos, de usar y abusar del dinero de todos los ciudadanos, en referencia a la campaña promocional de los mercados municipales que ayer la Junta Electoral declaró improcedente. El candidato retó a la máquina de la verdad del PSC a responder una serie de nueve preguntas relacionadas con varios problemas de la ciudad.

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