Premio a la paciencia

Se trata de una apuesta frecuente, pero equivocada. Los cambios de entrenador en medio de una temporada producen efectos contrarios a los que se persiguen: los resultados lejos de mejorar, empeoran. El curso lo ha demostrado, como también ha enseñado las ventajas de la postura inversa: responder a las malas rachas con paciencia, reafirmar a los entrenadores cuando vienen mal dadas, da beneficios. El mejor ejemplo lo representa el Barcelona, que tenía más motivos que nadie para deshacerse de su técnico, y, sin embargo, lo mantuvo. Defendió a Van Gaal, lo reforzó. La paciencia, probablemente la coherencia, llegó con premio al Camp Nou: ahora tiene el título de Liga en el bolsillo.Los números invitaban al despido del preparador holandés. Cumplida la jornada 14ª, el Barcelona era décimo en la Liga, caminaba a nueve puntos del liderato y venía de juntar cuatro derrotas consecutivas. Además, por aquellas fechas, 13 de diciembre, el conjunto azulgrana había quedado eliminado de la Liga de Campeones, lejos de una final especial, que en homenaje al centenario del club se iba a jugar precisamente en el Camp Nou. Sentimentalmente, la directiva azulgrana también tenía motivos para destituir a Van Gaal: su ruptura con la afición, su divorcio con los jugadores de la cantera, su carácter...

Pero el Barcelona tomó el camino que ningún otro club habría tomado. Donde desde todos los rincones le exigían cese, el club puso continuidad. Dijo sigue Van Gaal, y ganó. La conquista de 50 puntos sobre 57 posibles no admiten contestación.