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Examen a Blair y a la jefatura 'tory' de Hague en las locales

El Gobierno de Tony Blair se enfrentó ayer a su primera prueba de fuego en los comicios locales celebrados en gran parte del Reino Unido. Con más de 13.000 concejalías en disputa en las principales ciudades británicas, excepto Londres, el electorado pudo emitir su veredicto sobre los dos primeros años de Administración laborista. Pero más se jugaba William Hague, a quien un mal resultado a los dos años de suceder a John Major la haría casi imposible seguir como líder tory.Los liberales demócratas aprovecharon la ocasión para resaltar, durante la campaña electoral, los promesas incumplidas de los laboristas en sanidad y educación principalmente. Las elecciones en Escocia y Gales restaron brillo a la convocatoria municipal.

Los laboristas partieron en la peligrosa posición del que está arriba y puede resentirse. Al Partido Conservador le quedaba poco por perder en los comicios locales. En la consulta anterior, celebrada hace cuatro años sobre un número similar de escaños e igual distribución geográfica, los tories sólo se hicieron con el 25% de los cargos municipales. Es difícil empeorar una marca tan pobre, pero Hague está urgentemente necesitado de buenos resultados para demostrar que su partido comienza a levantar cabeza tras el desastre electoral de 1997 y la masiva victoria del Nuevo Laborismo de Blair.

Desconcierto conservador

Hasta ayer, los laborista controlaban 172 ayuntamientos, los liberales demócratas 37 y los conservadores 12. Los analistas coiciden en señalar que los tories necesitan recuperar al menos 1.500 escaños del total de 13.000 para salir airosos de la cita municipal, la más importante desde 1995. Este objetivo podría haberse bloqueado tras el gol que la ejecutiva conservadora metió en su propia portería recientemente. En la recta final de la campaña, Hague y el el segundo de los conservadores, Peter Lilley, anunciaron un drástico cambio en la estrategia del partido, en aparente choque contra la doctrina thatcheriana del libre mercado.En sendos discursos, los nuevos dirigentes defendieron las inversiones estatales en educación y sanidad como la vía a seguir en el futuro. El impactante y controvertido mensaje coindidió con el 20º aniversario de la llegada al poder de Margaret Thatcher y reabrió profundas heridas entre los miembros del partido. Los últimos sondeos indican que el electorado británico siente confusión sobre el significado y orientación del Partido Conservador.

El cambio de estrategia, en medio de una campaña electoral y en vísperas de las elecciones al Parlamento Europeo, ha agravado aún más la crisis. Y del resultado de ayer depende el futuro del propio Hague. Un nuevo desastre precipitará su caída en los próximos meses.

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