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GENTE

TABLAO ÍNTIMO

Sara Baras en faja, liguero o combinación marcándose algunos de sus más sentidos pasos flamencos, y sus bailarinas acompañándola ataviadas con sujetadores tornasolados y profusión de bragas y socorridos pareos a juego. Presentaba ayer en un teatro-restaurante de Madrid la nueva colección íntima y de baño de la firma Triumph, como en 1997 lo hiciera el ballet de Víctor Ullate y el año pasado el de Nacho Duato. Junto a ella, cuatro bailarines -o bailaores- que daban un toque si cabe más exótico, porque interpretar flamenco en calzoncillos y camiseta, y hasta algún paso de reminiscencia jotera en slip, resulta un poco fuerte por muy estupendos y ceñiditos que a los portadores queden. Un dato tranquilizador: ni una anoréxica en el escenario. Telas y colores llamativos para ellas y algún bañador de cuerpo entero para ellos, estilo pudor total masculino años cincuenta, junto al punto contrario del casi tanga en tonos azulones, blancos, amarillo y negros, conformaron una coreografía divertida y a veces chocante. Como chocante es el nuevo invento-impacto de la firma para este año. Si ya el pasado presentó el sujetador que se iluminaba en la oscuridad, he aquí ahora la braga antiagresión. Idea no nueva del todo -ya en Italia se hicieron intentos al respecto-, pero sí pieza femenina que incorpora tecnología punta y que puede ser el pasmo del mundo: realizada en "tricot de acero con elasticidad retenida y resistente a armas blancas", está inspirada "en los tejidos medievales de cota de malla" y va dirigida a mujeres que deben frecuentar lugares difíciles o peligrosos, por trabajar a horas intempestivas o en lugares alejados o solitarios. La braga, que se pone en 150.000 pesetas, lleva un microchip "disimulado, de silicio, compuesto por miles de condensadores que permiten el almacenamiento de la información", e incluso "convierte los datos digitales en analógicos", todo ello para que no se abra la cremallera involuntariamente, y una alarma incorporada que permite encender unas luces de situación. Seguramente el agresor desiste, pero porque se queda de una pieza.- ,

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