Lo que no suma, resta

Decía Alfred Hitchcock que en la construcción del guión de una película lo que no suma resta. Es decir, que todo el material que no añade nada a la trama central de una historia acaba por entorpecer a ésta y por despistar al espectador, que no sabe muy bien qué le están contando. Eso es lo que sucede en el primer episodio de la serie El comisario, que Tele5 estrenó el lunes: una inacabable serie de subtramas humorístico-costumbristas, sumada a un metraje excesivo (más o menos hora y media), conseguía que lo que se había anunciado como una historia de policías deviniera en un híbrido tan confuso como poco estimulante. En principio, la idea de un thriller a la española resultaba atractiva. Nada hay que objetar a la inspiración evidente del producto en una serie de probada eficacia como Canción triste de Hill Street. El problema de El comisario consiste en intentar hacer algo nuevo con los materiales de siempre, esos que ya han demostrado su utilidad comercial en series anteriores. Es así como las secuencias de la comisaría remiten a Canción triste de Hill Street, las que suceden en casa del comisario Castilla (Tito Valverde) recuerdan a Médico de familia o las que interpretan la hija del policía y su mejor amiga parecen extraídas de Al salir de clase. De esta manera, El comisario se presenta como una mezcla de thriller, culebrón y comedia de situación en la que sobran personajes, subtramas, metraje y en fin, todos esos elementos que al no añadir nada fundamental a la trama (en teoría, la persecución de un perturbado que sigue a las mujeres que hacen jogging para clavarles un punzón en las nalgas) la entorpecen hasta convertirla en un detalle más, quitándole la relevancia que debería tener en una serie sobre la actividad policial.

El comisario se llamó antes Las calles de San Fernando, y fue un producto controlado por Joaquín Oristrell, lo que siempre es una buena señal. Se grabó un material que, según se dijo, no funcionaba. Oristrell salió de la serie y nunca sabremos cuál era su punto de vista. Lo que ha acabado estrenándose puede funcionar comercialmente, pues remite a grandes éxitos de Tele 5, pero no deja de ser una nueva vuelta de tuerca a lo de siempre: no faltan ni la chacha bondadosa, ni los tacos, ni el humor pretendidamente español. También, como de costumbre, la dirección es eficaz y los actores cumplen. Pero no es suficiente.

[El comisario logró 4.544.000 espectadores, con un 26,2% de cuota de pantalla].