Festitíteres
JAIME ESQUEMBRE "Tengo vocación de servicio al ciudadano y me gustaría desempeñar un cargo público, pero asumo que no tengo físico para ser bellea o fallera". El comentario es real, en origen y en destino, porque en eso de cazar a los tan pomposamente bautizados como referentes sociales para engordar las listas electorales, los partidos políticos mayoritarios se han lanzado a una carrera absurda y estéril. Tan absurda como pensar que por el hecho de situar en puesto de salida a una fallera o una bellea, el mundo de la fiesta hará causa común y votará en bloque a su candidatura, lo que es todo un insulto a la inteligencia de los valencianos. En ésto los populares también ganan la partida a los socialistas. La cosa empezó hace mucho en Alicante, cuando los segundos comenzaron a guiñar el ojo a los representantes de las fiestas de Fogueres hasta que consiguieron que un ex presidente de la Comisión Gestora se dejara querer y fichara como independiente en la lista de Ángel Luna. Después de aquello se han lanzado todos a la desesperada misión de buscar manteletas y peinetas disponibles, de forma que festeras y festeros se han convertido en presas codiciadas y en alza. Es un efecto colateral de la política autonómica y municipal, afortunadamente circunscrito a la cosa valenciana. Para los comicios de junio, de momento, ya se conocen tres de esos candidatos, cuyo currículo se limita a su vinculación con las fallas o las fogueres. Cuando el PSPV anunció que fichaba a una Bellea del Foc para integrar su candidatura autonómica por Alicante, en apenas quinces días llegó la réplica del PP, que colocó en puesto de salida de su lista por Valencia a una fallera mayor. A los populares no les ha costado mucho esfuerzo desempatar el partido con el fichaje como concejal del presidente de las Fogueres de este año, que de esta forma pasa página a sus diez años de militancia socialista para compartir cartel con el ex presidente de las cofradías de Semana Santa, un tándem que, al margen de consideraciones políticas, confirma la marginación oficial a los Moros y Cristianos. Quizás porque no queman nada.
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