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FÚTBOL: Final del Campeonato del Mundo sub

El aplomo del medio centro

Xavi se reivindica como el jugador más lúcido del torneo

Ramon Besa

En tiempos de fuerte mercantilismo, de culto al futbolista-transportista y de mucha prisa, Xavi Hernández (Terrassa, 1980) se ofrece como jugador de equipo por excelencia, síntesis de un colectivo muy profesional, competitivo, al punto, ajeno al exhibicionismo. Referente en un grupo tan hetereogéno como el Barça y punto de encuentro entre la hinchada y Van Gaal, Xavi se consagró en la selección española como el mejor organizador juvenil del mundo, aunque el premio al mejor jugador recayó en Seydou Keita (Mali), por delante de Pius Ikedia (Nigeria) y de Pablo González, tercero y, al tiempo, Bota de Oro, con cinco goles. Xavi se conformó con figurar en el equipo ideal junto al propio Pablo y a Carlos Marchena.

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Nada nuevo en Xavi, incapaz de salirse del contexto, fiel intérprete del juego asociativo, siempre más próximo a las exigencias del entrenador que a las preferencias del periodista. Nadie como Xavi para interpretar la pizarra. No le afecta el paisaje ni es dado al egoismo sino que lee el partido con tanta madurez como clarividencia. Nunca se salta el bloc de notas, así que sus partidos más que luminosos son habitualmente pulcros.

Tácticamente es único. No falla un pase, no pierde una pelota, le da a cada jugada la velocidad necesaria y orienta al equipo con precisión. "Rivaldo decide, pero la referencia es Figo", responde cuando se le pregunta por el juego del Barça. Sabedor de que con Van Gaal se arriesga menos que con Cruyff, Xavi limitó el pase interior y se aplicó en el fútbol paciente para combatir la presión adversaria. A cada técnico le corresponde con lo que necesita. Reflexivo por naturaleza, tiene un gran sentido del equilibrio.

Únicamente un futbolista de su profesionalidad es capaz de sostenerse en el tiovivo del fútbol: debutó en Mallorca (Supercopa), se estrenó en la Copa de Europa en Old Trafford frente al Manchester United (3-3), jugó su primer partido de Liga en Mestalla (1-3) sustituyó en su convalecencia a Guardiola, le ganó la plaza de volante a Celades, le salvó la cabeza a Van Gaal en Valladolid con un gol y, una vez recuperado el capitán y contratado Ronald de Boer, fue devuelto al filial, donde gobernaba la reacción del equipo de Segunda División hasta que Iñaki Sáez le llamó para el Mundial sub-20. No acusó para nada su degradación.

Hijo de futbolista, hermano de futbolistas, nunca se cansó del fútbol. La falta de físico (1,70) y musculatura le agilizó el sexto sentido exclusivo de los que dirigen el juego. Desde que llegó al Miniestadi siendo un niño, y, aunque su ídolo era el alemán Bernd Schuster, su obsesión fue ser heredero de la escuela de medios centros creada por Cruyff con Luis Milla. Aprendió todo lo que pudo de Guardiola y, una vez que Gerard se cansó de esperar, se presentó ante Van Gaal, dispuesto a interpretar su libreta sin una queja. No necesita adornarse ni reivindicarse. Frente a la jarana, Xavi transmite sosiego y seguridad en la cancha.

El camerino y, sobre todo, su habitación es otra historia. Por ahí, entre retratos familiares, figura un banderín del Inter, y ya sabe la familia que igual le da por estudiar italiano después que haya aprendido inglés. No se queja, pero es previsor. Igual mañana le toca irse por no tener un sitio en el primer equipo o bien porque le ofrecen mejorar una ficha que se ha quedado estancada en los nueve millones de pesetas.

Ya lo dijo Van Gaal: "Dejé ir a Amor e Iván de la Peña, porque tenía a Xavi". Y remachó: "Xavi es mejor que De la Peña, pero Guardiola es mejor que Xavi". Este año aguantará seguramente en el filial, pues el entrenador quiere que compita, que no pierda el ritmo, que gane agresividad, y no que caliente banquillo en el Camp Nou, pero a buen seguro que las ofertas se le acumularán y tendrá que tomar una decisión. Más de mil minutos en Primera División y un título de campeón del mundo juvenil, exigen por una vez un trato diferente para Xavi.

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Sobre la firma

Ramon Besa
Redactor jefe de deportes en Barcelona. Licenciado en periodismo, doctor honoris causa por la Universitat de Vic y profesor de Blanquerna. Colaborador de la Cadena Ser y de Catalunya Ràdio. Anteriormente trabajó en El 9 Nou y el diari Avui. Medalla de bronce al mérito deportivo junto con José Sámano en 2013. Premio Vázquez Montalbán.

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