Japón renueva su ilusión por el fútbol con su equipo juvenil
Japón observa al Mundial del 2002 como un desafío para su incipiente cultura futbolística. En su Liga se ha producido un descenso en la afluencia de espectadores, pero el interés continúa en país que vivió apasionadamente la trayetoria de su selección en el Mundial de Francia. Sin embargo, los últimos resultados del equipo habían provocado una cierta decepción. La reciente derrota frente a Brasil se tomó como la irremediable distancia que separa a los japoneses de las grandes potencias futbolísticas. En este contexto, el magnífico torneo de la selección sub 20 en el Mundial de Nigeria ha vuelto a disparar las expectativas sobre el futuro del fútbol en Japón.
Txiki Begiristain, una de las estrellas del célebre dream team del Barça, asiste en Tokio al renovado fervor de los aficionados japoneses. "Los dos últimos partidos han sido noticia de primera página en todos los periódicos", dice Begiristain, actualmente enrolado en el Urawa Red, donde cerrará su carrera profesional. "El entusiasmo es tan grande que la atención por el equipo juvenil ha llegado a competir con el interés por el béisbol", añade Begiristain, que tiene un diagnóstico de lo que sucede en el fútbol japonés. "El problema para los jóvenes surge porque el nivel de su Liga es bajo. Casi todos proceden de las universidades. Son buenos jugadores, algunos muy buenos, pero cuando llegan al campeonato profesional se estancan. No tienen incentivos para progresar".
Futuro prometedor
Begiristain afirma que España se encontrará con un equipo notable. "La selección japonesa cuenta con buenos jugadores. En el aspecto táctico, utiliza tres centrales y dos carrileros. Algunos futbolistas tienen una gran calidad, especialmente Ono, que es una especie de Iván de la Peña con pelo". Sin embargo, Ono no podrá disputar la final contra España tras cubrir la cuota de amonestaciones. Begiristain destaca especialmente a Motoyama, un centrocampista de ataque que generó todos los problemas del mundo a Uruguay en las semifinales. Takahara, el delantero centro, es el máximo goleador del equipo, con tres tantos durante el torneo.
El francés Philippe Troussier ha alcanzado un éxito instantáneo como entrenador del equipo. La Federación japonesa le contrató para crear la estructura adecuada para afrontar el Mundial del 2002. Por ahora, Troussier va por delante de las previsiones. Japón, que no entraba en ningún pronóstico para vencer el Mundial juvenil, ha tenido una actuación arrolladora. Perdió con Camerún en el primer partido, pero todos sus demás encuentros (EE UU, Alemania, Portugal, México y Uruguay) se cuentan por victorias.
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