Una década de éxitos constantes
El punto de partida se estableció en los Juegos Olímpicos de Barcelona. España, que no había conseguido acceder a la fase final de la Eurocopa aquel año, venció en el torneo olímpico, a pesar del escaso entusiasmo que había despertado un equipo integrado por jugadores como Guardiola, Alfonso, Kiko, Toni, Ferrer o Luis Enrique. Aquel triunfo sirvió como pista de lanzamiento a las diversas selecciones juveniles españolas. Si el equipo absoluto generaba más frustración que otra, el resto de selecciones alcanzaban el máximo nivel en Europa. La progresión de la sub 21 resulta ilustrativa de los éxitos del fútbol español en esos niveles: tercera en el Europeo de 1994; segunda en 1996; campeona en 1998.
El siguiente eslabón de la cadena está representado por el equipo sub 20. En Qatar 95 alcanzó la cuarta posición, después de realizar un brillante torneo con futbolistas que se han consagrado en la selección absoluta, caso de Raúl, Joseba Etxeberria, Michel Salgado y Morientes. Cuatro años después, España ha alcanzado en Nigeria la final de la categoria. El equipo sub 18 ha ocupado los primeros puestos del escalafón europeo desde 1993: campeón en 1995, con Iván de la Peña y Celades a la cabeza; segundo en 1996; tercero en las ediciones de 1993, 1994 y 1997.
La selección sub 17 también ha obtenido éxitos reseñables. Fue tercera en el Mundial de 1997 y campeona este año de la prestigiosa Meridian Cup. La cadena se completa con con los sub 16, que conquistaron el título europeo en 1997. En aquel equipo jugaba Iker Casillas, guardameta de la selección que hoy disputará la final frente a Japón.
La excelencia de la cosecha ha abierto un debate sobre las causas de las decepciones de la selección absoluta en los Mundiales. Cualesquiera que sean los factores, resulta innegable la buena salud de un fútbol capaz de producir una cadena de éxitos sin comparación en Europa. Desde aquellos vencedores en Barcelona 92 hasta los muchachos más jóvenes, el fútbol español supone una garantía de calidad, sólo puesta en duda por los dirigentes de los clubes, empeñados en rastrear el mercado extranjero y olvidar el nacional.
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