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Que-Cir-Que muestra en el Mercat su renovadora concepción del circo

Se desplazan y viven en carromatos. Trabajan bajo una carpa, en una pista circular rodeada de gradas dispuestas en círculo. Son acróbatas y malabaristas. A partir de ahí, todas las semejanzas del trabajo de la compañía francesa Que-Circ-Que con el circo convencional son más bien una coincidencia. A partir del próximo jueves, el Mercat de les Flors mostrará en vivo la renovadora concepción del lenguaje circense que la compañía desarrolla en un espectáculo llamado también Que-Cir-Que.

Emmanuelle Jacqueline, Hyacinthe Reisch y Jean-Paul Lefeuvre son el alma y el cuerpo de esta singular propuesta, que ellos se niegan a etiquetar. Son tres artistas cultivados en el Centre National des Arts du Cirque de Châlons-sur-Marne, en Francia, para quienes lo importante no es si hacen circo, danza, teatro, música o canción, "sino conseguir que el público lo vea y se emocione con él". Ninguno de ellos se muestra muy partidario de explicar con palabras un espectáculo como el suyo, en el que lo importante es la imagen. La carpa de circo en la que actúan, que se instalará en el interior de la sala Maria Aurèlia Capmany, del Mercat de les Flors, tiene una capacidad para 500 personas. Sin embargo, Que-Circ-Que es un espectáculo íntimo, sin parafernalia ni grandes elementos -la herramienta básica es el cuerpo humano-, que los actores van modificando según las reacciones del público. Improvisaciones Para los tres intérpretes, lo ideal sería poder ofrecer al espectador un continuo de improvisaciones. "Pero como no siempre somos tan buenos como para poder improvisar en cualquier momento, optamos por desarrollar un argumento y, a partir de ahí, ir improvisando según como nos encontremos en cada función", explican. En cualquier caso, tampoco se trata de un argumento en sentido estricto, sino que exploran "las diferentes relaciones que pueden establecerse entre tres personas". "Es como un pedazo de vida", dicen, "que hemos recreado a partir de la personalidad de cada uno de nosotros, de modo que no podríamos intercambiarnos los papeles". En este cuadro humano no hay protagonista, sino que, tal y como ocurre en la vida, "todos lo somos en un momento determinado". Más allá de estas líneas temáticas, la improvisación conserva un papel importante en el espectáculo. "Nosotros vemos las caras del espectador, captamos sus reacciones y eso alimenta nuestro trabajo", indica uno de los intérpretes. "Aprovechamos", añade, "todas las situaciones, como que alguien estornude o le suene el teléfono móvil en plena actuación, para crear ambientes distintos en cada representación". Que-Cir-Que podrá verse en el Mercat de les Flors hasta el próximo día 2 de mayo.

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