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Mundial sub 20 en Nigeria

Un apagón inoportuno

Después de 90 minutos de partido, 30 de prórroga y 15 de lanzamientos desde el punto de penalti, la transmisión por televisión del España-Ghana pasó a mejor vida. Se oscurecieron las pantallas y sólo la voz del comentarista sacó a los espectadores de dudas. Iker Casillas detuvo el penalti del ghanés Blay, el decimoctavo que se lanzaba, el penalti fantasma. España era semifinalista. Nada sorprende en el Mundial del disparate. Ya ayer, antes de que la televisión se quedara sin imágenes, se había producido otro apagón, esta vez en el estadio, que se quedó a oscuras durante 10 minutos. El problema es que no resulta éste un hecho aislado, por cuanto no fue el de España el primer partido que se quedó sin luz. En su momento, a la FIFA le pareció que Nigeria, que aspira a la organización de mayores eventos, podría ser un magnífico anfitrión de este Mundial sub 20. Pero desde el inicio todo ha lo ha gobernado el caos. La selección española, por ejemplo, ha visto cómo sus jugadores han tenido que llevar su compañerismo a extremos exagerados, durmiendo en habitaciones dobles en una sola cama. Pero hay hechos aún más lamentables. Un árbitro holandés, Jan Wegereef, fue ingresado en un hopsital al haber contraido la malaria.

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