Roncero busca la hazaña
El fondista madrileño quiere acercarse al récord del mundo en el maratón de Rotterdam, mientras Antón intenta repetir su victoria en la prueba de Londres
Con Fabián Roncero no hay límites, ni tácticas, ni previsiones. Hoy disputa el maratón de Rotterdam con la intención de batir el registro que consiguió el pasado año en la ciudad holandesa (2.07.26 horas, mejor marca española de la historia) y de colocarse como el principal candidato a la victoria en el próximo campeonato del mundo. Pero estos apriorismos valen de poco con Roncero, un atleta que adora correr, el simple hecho de correr largas distancias, de exprimirse sin pensar en otras cosas. Así lo ha hecho desde que acompañaba a su padre por las calles del barrio madrileño de Canillejas. Será su quinto maratón, y esta vez lo disputará con la categoría de estrella. La organización ha puesto la carrera a su disposición. Eso significa un ataque al récord del mundo del brasileño Ronaldo da Costa, un fondista apenas conocido que el pasado año consiguió un tiempo de 2.06.05 en Berlín.
En principio, las condiciones del circuito de Rotterdam son perfectas: al nivel del mar, absolutamente llano, con una temperatura fresca. Quizá demasiado fresca. El temporal que azota al norte de Europa ha llevado el termómetro a los cero grados, pero peor que esa circunstancia es el viento. No se pueden correr 42 kilómetros contra el viento, lo que más teme Roncero en un día donde todo se ha dispuesto para coronarle como el mejor especialista europeo.
Roncero ha elegido Rotterdam, a pesar de que en Londres se reúnen hoy los maratonianos más prestigiosos del mundo. Desde el surafricano Thugwane, campéon olímpico en Atlanta 96, hasta el español Abel Antón, actúal campeón del mundo, que defiende su victoria del año pasado.
Perfecto de forma
Por dinero y por prestigio, Londres es una de las grandes citas del año, pero Roncero se siente en Rotterdam como en casa. Allí ganó la pasada edición en unas circunstancias que le llevaron a aproximarse al récord del mundo. Durante gran parte de la carrera marcó unos parciales inferiores a los de la mejor marca mundial, pero poco después del kilómetros 30 comenzó a sentir la pesadilla de los calambres. Ahora vuelve porque siente que está en mejores condiciones que en 1998. Lo dice con la boca pequeña. Sabe que cada maratón es un universo particular. No valen bravatas. Sin embargo, Roncero se fía de sus sensaciones. Poco pendiente de la tecnología al uso (pulsómetros y demás), el fondista madrileño vive atento a las señales que le envía su cuerpo. Por ahora, son perfectas. En sus mejores condiciones, Roncero no tiene envidia de los kenianos o etíopes. No tanto en el maratón, donde los españoles han demostrado repetidamente que son capaces de batir a los mejores africanos, como en la pista. En 1998, dos semanas antes de vencer en Rotterdam, batió el récord de España de 10.000 metros con un tiempo de 27.14.44 minutos, una marca de primerísimo orden mundial. Su calidad en la pista le viene de perlas en el maratón, donde a su fortaleza como fondista añade la capacidad para adecuarse a todos los ritmos. Puede ganar con ritmos durísimos o con su punta de velocidad en las llegadas. En Rotterdam tratará de evitar sus tendencias aventureras para seguir a las diferentes liebres que ha contratado la organización.
Habrá cinco liebres y un objetivo: pasar por el medio maratón en 1.03 minutos. Si eso sucediera, la posibilidad del récord del mundo sería indiscutible. Ronaldo da Costa pasó en 1.04 y luego fue capaz de realizar una segunda parte de carrera más rápida que la primera (1.01.23). No es lo habitual. Roncero pretende una carrera más equilibrada. 1.03 en la primera mitad y calcar ese tiempo en la segunda. En esos márgenes se situaría cerca en los alrededores del récord mundial. Los organizadores lo saben y Roncero también. Pero el maratón tiene mucho de misterio. No conviene retar a una prueba que suele cobrarse víctimas ilustres. Quizá por eso Roncero prefiere hablar poco y esperar a lo que suceda hoy en la ciudad holandesa.
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