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El Atlético prolonga su desastre

El Atlético paseó su tristeza por Valladolid. Sigue atrapado el conjunto rojiblanco, encogido, enfermo. Con Antic y sin él; con nuevos delanteros y sin ellos; frente a un rival de postín o, como ayer, ante un equipo de la zona media con mucho oficio. Entre el orden que impone Vizcaíno en su equipo y el desorden que genera Víctor en el rival, los puntos se quedaron en Valladolid: tres puntos, los mismos que ha sumado en 11 partidos el Atlético, ese equipo que está jugando con su historia, que tiene el aliento de la promoción más cerca. El Atlético se deshizo otra vez por el medio. Es ésa la aportación de Antic al desastre de la temporada. El serbio ha intentado dotar de calidad al centro del campo, reunir en la parcela decisiva a los futbolistas de aparente mayor talento, y ha terminado por resquebrajar a un equipo que ciertamente ya cogió roto. Porque la medular del Atlético es un desastre en cadena: Juninho ni asiste ni desborda, pero le quita su puesto natural a Valerón, que se pierde en la banda; Jugovic, que jugó en el otro costado, anda de mal año, mermado físicamente y poco comprometido con la causa. Y luego está Venturín, un futbolista correcto, simplemente eso.

REAL VALLADOLID 1

ATLÉTICO DE MADRID 0Real Valladolid: César; Torres Gómez, García Calvo, Peña, Marcos; Turiel, Vizcaíno, Harold Lozano, Caminero (Chema, m.67); Víctor y Peternac (Alberto, m.73). Atlético de Madrid: Molina; Aguilera, Torrisi, Chamot, Serena; Venturín (Mena, m.65), Valerón, Jugovic (Lardín, m.62), Juninho; Loren y Juan González. Goles: 1-0. M.56. Víctor clava en la escuadra derecha de Molina un balón de falta directa desde el borde del área. Árbitro: Ansuategui Roca. Amonestó a Peña, Valerón y Aguilera. Unos 10.000 espectadores en el Nuevo Zorrilla. Noche muy fría.

Sin Roberto, Baraja y Serena, que no son tampoco nada del otro jueves, pero sí de lo más rescatable que le quedaba al Atlético, Antic regaló la zona clave al Valladolid, que se dejó manejar por un Vizcaíno pletórico de oficio y coherencia. Nadie fue capaz de alzarle la voz a ese tipo al que el Atlético dio en verano por inservible. Pero el veneno se lo aplicaron otros: Turiel, que se comió a Valerón con un despliegue físico asombroso, y, sobre todo, Víctor, que buceó a su antojo por la zona de entrelíneas y desde allí causó destrozos. Suyas fueron las mejores acciones, la cabalgada que originó la falta del 1-0 y el sublime lanzamiento.

No hizo demasiado el Valladolid, pero fue mejor. Tuvo más arrestos, orden y criterio que el rival, al que de poco le sirvió la aparición de Loren y Juan González. Pero no estuvo en ellos el mal de los rojiblancos, que sangraron por su centro del campo. Esa línea que Antic, en su intento desesperado por llenarla de una calidad que hoy por hoy es mentira, ha terminado de tumbar.

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