"La fábula de la incomunicación siempre estará en la sociedad"
Llegó procedente de Gambia, hace ahora casi 15 años, con la intención de visitar a un primo suyo que trabajaba en Barcelona. Su estancia en España iba a ser sólo temporal. Vino con 150.000 pesetas para tomar un avión que le llevara hasta Australia, donde deseaba terminar sus estudios de traducción de inglés y francés. Un cálculo erróneo en las tarifas -el billete costaba 168.000 pesetas- modificó por completo los planes en su vida. Mulie Jarju, de 42 años, empieza a ser una cara familiar en las pantallas de cine y televisión. La obtención de la Concha de plata al mejor actor por la película Las cartas de Alou (1989), de Montxo Armendariz, le abrió puertas en series como Farmacia de guardia, Los ladrones van a la oficina o Canguros. Se sabe afortunado y no se olvida de sus semejantes que corrieron peor suerte en el intento por llegar a Europa. Pregunta. ¿Como actor, se cansa de que hasta ahora todos sus papeles tengan que ver con la inmigración en España? Respuesta. No me cansa. Es un modo de hacer ver a la población lo que está pasando. Pienso que estos papeles que hago están dando sus frutos. P. Quizá le condicione en un futuro su vida como actor... R. No tengo ningún miedo. Un actor está capacitado para cualquier cosa. Llegará el día en que pueda protagonizar cualquier cosa sin que el argumento principal sean los problemas de la inmigración. P. ¿Cómo interpreta situaciones que le tocan tan de cerca, que vivió o podía haber vivido? R. Lo que hago es meterme primero en el personaje y buscarle los cuatro polos opuestos. Cuando Montxo Armendariz escribió Las cartas de Alou pensó que un guión así no ocurriría nunca en el mundo real. Pero la realidad supera siempre la ficción e incluso tuvo que suavizar un poco la película. Cuando uno interpreta debe ser consciente de que es real lo que interpreta. P. El éxito de la obra teatral La mirada del hombre oscuro, de Ignacio del Moral, sobre la tragedia de las pateras y en la que usted fue protagonista, motivó su adaptación al cine con Bwana, de Inmanol Uribe. ¿No es triste que un guión de 1992 está vigente en nuestros días? R. La fábula de la incomunicación siempre estará en al sociedad. En ese sentido, la labor de las ONG es muy importante. Intentan romper esa incomunicación, pero es un poco difícil. Ojalá llegue el día en que estos guiones queden obsoletos. P. ¿Se alegra de no haber tenido dinero suficiente para ir a Australia? R. Me alegro muchísimo. Si me hubiera ido no habría podido mostrar mis dotes artísticas jamás. También me siento muy, pero que muy orgulloso de los compañeros que he tenido en mi carrera artística.
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