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INSUMISIÓN

El cura insumiso de Novelda sale de prisión tras cumplir dos años por deserción

Plácido Ferrándiz no tenía ni idea de lo que, en menos de tres años, le sucedería a su vida. De dar misa solemne en una parroquia de Elche ha pasado a ser un militante concienciado del movimiento insumiso. Y no le faltan razones. El día en el que fue llamado a filas, el 8 de enero del 1997, Plácido cogió los bártulos y se marchó a Ferrol. Tan sólo dos días después se convirtió en desertor, hecho por el que fue juzgado, meses después, en un Tribunal Militar. Antes de que llegara ese día, el conocido como cura insumiso, en compañía de varios compañeros más de batalla, acudió a entregarse al Gobierno Militar de Madrid. Ni caso. Fue la Guardia Civil la que un buen día acudió a su casa de Novelda para llevárselo. Tenía que ser juzgado en un consejo de guerra. El dictamen: dos años y cuatro meses entre las rejas de la prisión militar de Alcalá de Henares. Durante ese tiempo no sólo vio como se quedaba sin su libertad, ahora recuperada. También padeció los ataques de un grupo de presos con sensibilidades neonazis "con el apoyo de los celadores", según asegura Ferrándiz. En las luchas de limpieza patria que el grupo practicó en la prisión, este cura y un grupo de insumisos sufrieron varias heridas. "Pero sólo fue un episodio", sentencia el cura. Aunque no fue el único, ya que durante su estancia en la cárcel al joven insumiso le apagaban la luz por las noches "para que no pudiera estudiar". Cosas de las prisiones. El director de la penitenciaría, mientras tanto, aisló durante un tiempo a los insumisos para que no se repitieran los enfrentamientos. Al mismo tiempo, todos los días los agresores amenizaban su encierro con canciones nostálgicas de un régimen acabado, mientras se tostaban cara al sol en el patio del presidio. En la lucha por buscar apoyos a la detención y encarcelamiento de Ferrándiz, los integrantes del Movimiento de Objeción de Conciencia (MOC) lograron, pese a que sólo fuera testimonial, que el Ayuntamiento de Elche solicitara en un pleno la absolución del cura de Novelda. Libertad condicional El Obispado de Alicante "me ha dejado hacer, no se ha entrometido en mi decisión", afirma. Pero tampoco ha apoyado abiertamente su opción. En la cárcel incluso llegó a dejar de acudir a la misa que en Alcalá ofrece un cura castrense. "La iglesia también tiene muchas cosas malas", asegura sin tapujos. Ahora, desde el 2 de abril, está en libertad condicional. El calvario ya ha pasado. Pero no su firme creencia en la abolición de los ejércitos. Ha solicitado permiso para trasladarse a Madrid. Ya no quiere practicar la vida de cura de parroquia que llevaba antes: "Quiero estar con otros colectivos como los drogadictos, los inmigrantes...". La ruleta de los insumisos encarcelados todavía no ha parado y Plácido Ferrándiz lo sabe: "Hay tres compañeros más en prisión y nosotros, el MOC, continuaremos reivindicando su libertad". Y es que Ferrándiz ha cambiado. En las primeras manifestaciones públicas antes de ingresar en la cárcel tenía el pelo corto y vestía de manera formal. Ayer, el cabello le llegaba al hombro y sobre una ropa que emula los colores verdes militares, sólo una frase en el pecho: Insumisión.

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