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Entrevista:

"Quiero homenajear a la ciudad en la que me he hecho cantaor"

Acaba de pasar la Semana Santa en Puebla de Cazalla, donde nació hace 57 años, pero José Menese no ha cantado esos días ni una sola saeta, ni siquiera la estremecedora Redimir al hombre, que, acompañado sólo por un chelo, incluía en su último compacto, A mi madre Remedios. Vive en el paseo de Extremadura de Madrid desde hace 32 años, pero se ha reservado lo mejor de sí mismo para dedicarse durante tres noches en el Teatro Albéniz a cantes ahora poco conocidos. Menese representa la esencia del cantaor puro, un bicho raro en tiempos de mestizaje y fusión. José Menese ha preparado un plato diferente para cada velada, cambiando cada vez de guitarrista (Enrique de Melchor, Antonio Carrión y Juan Carmona, Habichuela) y dando entrada a jóvenes cantaores: Zarzuelita, Ramón Montesinos y Rocío Segura. Recuperado de un grave episodio clínico que le tuvo no hace mucho unos días apartado de toda actividad, vuelve en plena forma para darle sentido a los cantes más personales, únicos y de siempre. Él es la jondura.Pregunta. ¿No es un desafío interpretar tres noches cantes que pocos conocen?

Respuesta. Vengo a abrir el abanico, que la gente escuche cosas nuevas, cantes antiguos. Presentaré a tres nuevos cantaores, y yo estaré allí, dando la cara de una forma coherente.

P. ¿Se atreve a desvelar algunos de esos cantes?

R. Me he planteado la caña, el polo, el garrotín, la farruca, la petenera, la bambera, el romance, un montón de cantes que no se conocen por dejadez. O la alboreá, que ya no se canta. Voy a interpretarlos con sensatez: ocho cantes por día, 24 cantes.

P. ¿Le gusta que le digan que es el baluarte de la pureza, de la jondura?

R. Me apabulla, pero cuando lo pienso digo: ¡coño!, es la verdad. Ahora todo es sólo bulerías, tango y fandango.

P. ¿De dónde le viene, o donde ha aprendido, esos cantes en desuso? R. Eso lo tengo yo dentro de mí y no me lo quita nadie.

P. ¿Dónde está la jondura de Madrid, si es que la tiene?

R. Claro que Madrid tiene jondura, y está donde se la quiera buscar. Está en usted, en mí, donde tiene que estar.

P. ¿Hay algún cante especialmente madrileño?

R. Aunque viene de Cádiz, los caracoles es un cante muy vinculado a Madrid, que habla de cómo reluce la calle de Alcalá y cosas así. Con ellos empiezo uno de los recitales de estos días. Es un homenaje a esta ciudad, en la que me he hecho y formado como cantaor. Cuando vine a grabar, en el año 63, aquí estaban Antonio Mairena, Terremoto, Caracol, o sea, la Biblia en pasta. Eso hoy no ocurre. Soy pesimista sobre el futuro del flamenco y la cultura de Madrid.

José Menese actúa los días 8, 9 y 10 en el teatro Albéniz (Paz, 11. Metro Sol), a las 22.30. 2.000 y 3.000 pesetas.

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