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Ramon Ullastre pretende hacer negocio con el relato del secuestro de Olot

Ramon Ullastre, uno de los cuatro detenidos por la Guardia Civil como supuesto autor del secuestro de la farmacéutica de Olot y, posiblemente, el hombre fuerte y cerebro de la operación, se propone hacer negocio con la historia de los 492 días que Maria Àngels Feliu estuvo encerrada en un lóbrego escondrijo. En manifestaciones realizadas fuera del sumario, que instruye la juez Pilar Castillo, Ullastre ha asegurado que piensa "exprimir" la historia del secuestro de la farmacéutica escribiendo un libro o el guión de una película, o ambas cosas. Entre sus cálculos, Ullastre, que tiene 37 años, puede contar con que la pena que al final le acabe cayendo por tener retenida a Maria Àngels Feliu se salde con una permanencia en cárcel de menos de 10 años. El delito de detención ilegal, término con el que en el lenguaje jurídico se define el secuestro de una persona, acarrea penas de hasta 15 años en el código penal que entró en vigor en mayo de 1996 y de hasta 17 años en el antiguo. Esta discrepancia entre los dos códigos se agranda si se tiene en cuenta que el viejo permite la reducción de hasta la mitad de la pena por el trabajo y el nuevo no. Eso significa que una condena teórica de 17 años puede verse reducida a nueve años de cárcel si el penado se acoge al código antiguo. Como el delito del secuestro se cometió en noviembre de 1992 y Maria Àngels Feliu fue liberada por sus captores el 27 de marzo de 1994 -hoy precisamente hace cinco años-, la ley permite a los supuestos secuestradores acogerse al código penal que les resulte más favorable, que aparentemente es el viejo, según opinan expertos penalistas consultados. Estos penalistas sostienen que con el secreto de sumario, que impide conocer cuáles son los delitos y qué circunstancias agravantes concurren en ellos, es muy difícil hacer una aproximación fiable sobre qué condena se les puede imponer. En cualquiera de los casos, un prestigioso penalista que quiere permanecer en el anonimato piensa que en los dirigentes de la operación recaerá todo el peso de la ley: "Me inclino a pensar que, por la gravedad del delito, por el grave daño psicológico causado a la víctima y por la enorme repercusión social del caso, la condena para algunos será muy dura". Este mismo penalista precisa que, aunque los acusados se acojan al código antiguo, la redención de la pena a partir del trabajo es siempre una facultad que concede el tribunal.

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